Honda CMX1100 Rebel, un suspiro de aire fresco, pero macarra

Honda CMX1100 Rebel, un suspiro de aire fresco, pero macarra

La custom viene con una clara inspiración americana, pero mantiene la esencia nipona


Tiempo de lectura: 3 min.

Es una de las motos que nacieron para romper las reglas. En Honda se volvieron locos hace unos años cuando decidieron dejar atrás su imagen de marca blanca y familiar y adentrarse en hacer motos distintas. La Honda CMX1100 Rebel es una moto custom moderna, pero con el corazón tecnológico de una superbike.

Parece una chopper minimalista de Los Ángeles, pero bajo ese aire relajado late el mismo corazón de la Africa Twin 1100. Es como si un motero se hubiera hecho el máster en ingeniería japonesa con una estética de bar de carretera y cerebro de samurái.

Es una moto que te pide compromiso, saberla llevar y regalarte unas experiencias únicas. Juega su propia liga, donde el equilibrio entre relax, mala leche, tecnología y esencia va de la mano. Lo mejor es que te sale una sonrisa en la cara cuando te bajas de ella.

El corazón de la bestia

Cuenta con el bicilindrico en línea de 1084 cc, pero con una personalidad distinta. Le han dado un giro a la configuración, con más par a bajas vueltas y una entrega más directa, lo que le da unos 87 CV y 98 Nm de par motor. No es una cifra impresionante, pero si lo es la entrega.

Honda Rebel 1100

Desde las 2000 rpm empuja como ninguna otra y lo hace con un buen sonido grave, de esos que te hacen girar la cabeza en el semáforo. Es un motor que respira profundo, con sonido a hierro y un punto bronco que la hace más especial si cabe.

Minimalismo con mala leche

Es una moto que no necesita gritar para llamar la atención. Su diseño es una mezcla entre bobber y estética industrial moderna. Es baja, compacta y musculosa, con ese aire de menos es más y que solo las motos bien diseñadas lo consiguen.

Su presencia es muy especial. No es una moto enorme ni intimidante, pero tiene esa postura que agresiva que te invita a disfrutar de la carretera. Es pesada, 220 kg, pero los disimula bien con su centro de gravedad que es más bajo de lo habitual. Se mueve con facilidad en parado y en  marcha es sólida.

Lo que más sorprende cuando te subes a ella es que se lleva realmente fácilmente. No importa de donde vengas, dos curvas son suficiente para que te sientas como en casa. La posición es cómoda, el manillar cae donde se necesita y las estriberas, que están un tanto adelantadas, no incomodan.

En ciudad, su entrega suave hace que se mueva como una 500 cc y te confirma que no corre, solo acelera con autoridad. En carretera muestra su verdadera personalidad. Es dócil, perfecta para disfrutar del viaje, pero quieres exprimirla, responde mejor de lo que muchos esperan. No es una deportiva, pero es más fina de lo que algunos esperan.

Espíritu rebelde

No es una moto perfecta, ni quiere serlo. Tiene un punto tosco en el embrague y el asiento puede empezar a cansar a las dos horas. Esos pequeños defectos son parte de su encanto, te recuerdan que llevas una moto con carácter y no una máquina de laboratorio.

En un mundo donde lo digital, eléctrico y predecible ganan terreno, la Rebel 1100 llega como un recordatorio de que ir en moto sigue siendo algo visceral. No hace falta ir rápido para disfrutar, basta con sentir el pulso del motor y el viento en la cara. Es una rebelde con causa, que te mira a los ojos y te dice vamos que nos espera la carretera.

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Alejandro Delgado

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