Hoy toca hablar de la Aprilia Tuono 125 de segunda generación, un modelo que comenzó a venderse en 2017. El caso de la “mini” Tuono es análogo al de otras monturas contemporáneas con mecánicas de dos tiempos que se extinguieron a comienzos del nuevo milenio.
Ya os hablamos hace unas semanas de su predecesora, la Aprilia Tuono 125 2T. El mercado cambió y las mecánicas de lumbreras fueron relegadas al ostracismo. En Aprilia entonces decidieron descontinuar el modelo al pensar que su público objetivo no iba a entender un nuevo producto con mecánica de válvulas.
La casa de Noale entonces dejó pasar un tiempo prudencial y ver cómo evolucionaba la cosa. En 2017, con una coyuntura diferente y viendo que otras marcas se estaban lanzando a fabricar naked de octavo de litro “pata negra” con motores y ciclísticas muy avanzados, en Aprilia decidieron dar el paso y presentar una Tuono 125 totalmente nueva que poco hereda del modelo anterior.
La jugada en sí era similar a la de 2004; coger la Aprilia RS4 125, quitarle el carenado y cambiar un par de piezas a mayores, para así tener un modelo nuevo y diferente con una inversión económica mínima. Si la Aprilia RS 125 de 2017 es posiblemente la deportiva más avanzada de la categoría, lo mismo ocurre con la Aprilia Tuono 125 en el segmento naked.
Esta moto busca ofrecer un conjunto lo más deportivo posible dentro de las limitaciones obvias del carné A1. Todo en ella se ha buscado para conseguir las máximas prestaciones manteniendo la barrera de los 15 caballos. Hablar de su ciclística es enumerar una retahíla de características top.
El chasis es de doble viga construido en aluminio, horquilla invertida firmada por Paioli de 41 mm, freno delantero con pinza de cuatro pistones y anclaje radial… soluciones que hasta hace poco años sólo montaban las grandes superdeportivas de los fabricantes más punteros, pero que con el paso del tiempo se han ido democratizando por el resto de gamas y segmentos.
Mecánicamente el motor también es idéntico al de la Aprilia RS4. Se trata de un monocilíndrico refrigerado por agua, de carrera corta y cuatro válvulas. Como novedad, es el primer propulsor de 125 en incorporar un sistema quickshift unidireccional, que posibilita subir marchas sin emplear la maneta del embrague, no así en las reducciones, donde tenemos que seguir accionándola.
Estéticamente la moto entra por los ojos, como casi todas las Aprilia. Tiene ese diseño tan fresco e italiano del que ya os hablamos hace unos días en la prueba de la Aprilia Dorsoduro 900. Sus líneas están fuertemente inspiradas en las de su hermana mayor, la Aprilia Tuono 1100 V4, aumentando si cabe la sensación de que estamos ante una moto réplica.
Pero quizá lo mejor de esta moto sea su precio. Aprilia pide 4.000 euros por ella. Sí, es mucho para una 125, pero si nos fijamos en las naked premium del segmento con las que compite, como la Yamaha MT-125 o la KTM Duke 125, es bastante más barata que estas dos, que superan los 4.500 euros.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS