Moto del día: Bianchi Cross Raspaterra

Moto del día: Bianchi Cross Raspaterra

Con un motor realmente afinado, su sólo nombre prometía potencia sobre el terreno


Tiempo de lectura: 4 min.

Si hay un hecho por el cual los aficionados al motocross recuerdan a la Bianchi Cross Rapaterra es por su nombre. Sobretodo por la utilización de este término. Raspaterra. Indicando la potencia de la montura para dejar surcos en el camino con tal sólo pasar por él, dando testimonio de su rabia y entrega de fuerza. De hecho, gracias a estas características consiguió ser uno de los modelos más icónicos en el Campeonato Italiano de Motocross durante los años sesenta. No obstante, todo tiene su momento y lugar, por lo que mejor será ir paso a paso. En primer lugar hay que recordar el importante papel que Bianchi jugó en el motociclismo deportivo italiano.

De hecho, el pasado mes de marzo os reseñábamos la historia de la 350 Freccia Celeste. Dotada de un innovador doble árbol de levas para plantar así cara a la hegemonía de las marcas británicas en las carreras internacionales durante los años veinte. Especialmente cuando era pilotada por el mítico Tazio Nuvolari, quien antes de triunfar en el automovilismo firmó actuaciones legendarias sobre dos ruedas como la interpretada en el GP de Monza 1925. Corriendo con tres costillas rotas envuelto en un corsé de cuero. Uno de los episodios que asentaron a Bianchi como una de las marcas referenciales en el panorama deportivo del momento.

Tras esto, vinieron los años de la Segunda Guerra Mundial así como la necesaria adaptación a la fabricación generalista en gran serie propia de los tiempos de reconstrucción nacional. Además, llegados a la década de los cincuenta entró en escena el Motocross. Soplando con fuerza desde el mundo anglosajón, especialmente desde el Reino Unido. País donde las especialidades sobre tierra iban cobrando atención hasta el punto de captar la dirección comercial de empresas italianas y españolas. Algo que conocemos bien por la historia de Bultaco y su intereses en los Estados Unidos, aunque en el caso de Bianchi llegó a fabricar monturas para el mercado propio como la Bianchi Cross Raspaterra.

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Aunque a finales de los sesenta tuvo que dar su brazo a torcer en materia de fabricación de motocicletas, Bianchi fue básica para entender el motociclismo deportivo en Italia

Bianchi Cross Raspaterra, un ingeniero y un piloto

En primer lugar vamos a dejar clara una cuestión. Y es que a la Bianchi Cross Raspaterra nos la podemos encontrar en, al menos, tres cilindradas distintas que van desde el cuarto de litro hasta los 500 centímetros cúbicos. Es decir, más que un modelo con diseño cerrado la Raspaterra fue una una saga en la que se dieron diferentes adaptaciones desde su salida al mercado en 1960. Eso sí, siempre respetando la configuración monocilíndrica con cuatro tiempos, doble árbol de levas y tapas en aleación de magnesio.

Así las cosas, lo que más destaca en la historia de la Bianchi Cross Raspaterra es su exquisitez mecánica. De esta manera, queda claro que estamos hablando de una máquina pensada para rasgar el barro, sí, pero sin renunciar a la misma finura en el diseño que habían exhibido desde los años veinte multitud de monturas pensadas para el asfalto creadas también creadas por la marca italiana. Dicho esto llega de forma natural una pregunta. ¿Quién fue el ingeniero responsable de esto?

Ni más ni menos que Lino Tonti. Llegado a Bianchi justo unos meses antes de la salida al mercado de la Bianchi Cross Raspaterra, haciéndose un hueco de honor en la historia de la marca, precisamente, gracias a motores de cuatro tiempos como el que diseña para nuestra protagonista. Tras esto, en los años sesenta llegó a tener una gran notoriedad en el diseño de cuadros gracias a su labor en marcas como Moto Guzzi y sus modelos más prestacionales como la V7 Sport de 1971.

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Ostorero fue un verdadero hito del Motocross en Italia, ganando en diversas cilindradas el campeonato nacional usando modelos de todo tipo de marcas

Respecto al piloto, el que más veces la manejó en el Campeonato Italiano de Motocross fue Emilio Ostorero. Una leyenda en el país transalpino, llegando a ganar 16 veces este campeonato aunque sólo una vez con Bianchi. Concretamente en 1960 cuando se hizo con el título en el cuarto de litro, empezando dos años más tarde a correr con modelos de la marca Husqvarna. Y es que hacia 1961 Bianchi ya empezaba a notar la quiebra de sus finanzas, por lo que el único integrante de su equipo oficial era el propio Ostorero. Así las cosas, quedaba muy poco para que en 1964 se empezasen a vender todo tipo de equipamientos de la fábrica para, en 1967, dejar definitivamente el mundo del motociclismo.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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