Moto del día: Montesa Impala 250 Sport

Moto del día: Montesa Impala 250 Sport

Cuando se lanzó en 1966, la Montesa Impala 250 Sport se convirtió en la versión más depurada de la saga.


Tiempo de lectura: 3 min.

Más allá de ser una motocicleta turismo realmente excepcional, la Montesa Impala se convirtió en un verdadero símbolo para la ciudad de Barcelona desde su lanzamiento en 1962. No en vano, su diseño excepcional a cargo de Leopoldo Milá sintetizó muy bien el espíritu de la época, con el rodar a dos ruedas aún resistiendo por su evidente encanto a pesar de la popularización masiva del automovilismo. Además, la Impala logró ser la motocicleta más icónica para Montesa. Sumando multitud de versiones a la par que su motor se convertía en la base para las Cota de Trial así como otras monturas Off-Road.

En suma, hablar de la Montesa Impala es hablar de una de esas máquinas que, más allá de sus excelencias técnicas, resultan parte simbólica de toda una época. Además, en la particular relación establecida entre Montesa y Bultaco la Impala marcó un punto y aparte especial. No en vano, Bultaco se había fundado a finales de los años cincuenta tras la sonada salida de Pere Permanyer de Montesa, claramente airado por la decisión de Pere Permanyer relativa a cerrar el departamento de competición a pesar de los éxitos de la Sprint 125 en el TT de la Isla de Man.

Así las cosas, ambas marcas se vigilaban muy de cerca. Especialmente desde que, gracias a modelos como la Tralla 101 junto a no pocas máquinas tempranas relativas al Off-Road, Bultaco comenzó una senda de éxitos comerciales con la que amenazaba la posición de Montesa. Es más, en perspectiva resulta imposible no relacionar la presentación de algunos modelos como una respuesta a los de la marca contraria. En este sentido, las Montesa Cota fueron una respuesta a la aparición de las Bultaco Sherpa T. Una relación de réplica que también intuir en las Bultaco Metralla MK2 y Montesa Impala 250 Sport, ambas aparecidas en 1966.

La historia de Bultaco es inseparable de la Montesa, siendo dos marcas que se vigilaban muy de cerca en la evolución de sus gamas

Montesa Impala 250 Sport, la versión más prestacional

Aplicando una visión general, quizás la característica más evidente de la Montesa Impala sea su enorme versatilidad. De hecho, revisando su historia la podemos ver como motocicleta turismo para uso diario pero, también, como base para un prototipo de Trial e incluso como punto de partida para no pocas unidades deportivas. Este último, un punto donde coincidía claramente con la Metralla 62 de Bultaco con 196 centímetros cúbicos.

Es más, en 1963 Montesa presentaba la Impala 175 Sport como una versión deportiva de su modelo más icónico. Asimismo, al año siguiente la llegada de las Impala Cross contemplaba un claro aumento de cilindrada, ya que junto a la versión 175 se encontraba una con cuarto de litro. Así las cosas, en 1966 ya estaba todo listo para la aparición de la Impala 250 Sport. Sin duda, la variante más refinada del modelo, con un motor de 247 centímetros cúbicos para entregar 18 CV a 7.000 revoluciones por minuto.

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Por su fiabilidad y versatilidad, la Montesa Impala llegó a ser todo un icono para el motociclismo fabricado en Barcelona

Además, contenía detalles tan perfilados como su excelente freno de tambor, capaz de entregar una excelente respuesta. En suma, una máquina tan fiable como prestacional capaz de dar las sensaciones más deportivas en la gama de la Impala. Todo ello llegando al mercado en parejo a la Metralla MK2. Una motocicleta realmente sensacional que llegó a ser la dos y medio más rápida de su tiempo, teniendo un éxito notorio en los Estados Unidos. Es más, en base a ello su preparación deportiva se llamó Kit América. Curiosamente, el mismo caso que lo ocurrido con la Montesa Impala 250 Sport, la cual contó en su versión USA con una opción también más decididamente deportiva, cuasi lista para entrar con garantías a un circuito.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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