La Honda CBF 125 es una de esas motos que tan bien se le da fabricar a la marca japonesa. Estamos ante una naked de octavo de litro muy racional, muy equilibrada y muy austera. Es una de esas motos para poner en movimiento a la gente por muy poco dinero, una idea que ha estado muy vigente en el ADN de Honda desde que presentaran la Honda Super Cub a finales de los años 50, el modelo que hizo de la empresa de Soichiro lo que es hoy en día.
La Honda CBF 125 se presentó en 2009 y venía a recoger el testigo de la Honda CG 125, una moto que literalmente llevaba décadas en producción -con varios restylings, eso sí- y que se había dejado de vender en 2007 por la incipiente norma anticontaminación Euro 3. Con este nuevo modelo los japoneses juntaban dos esencias.
Por un lado bebía de las influencias de la familia CBF, que contaba con un amplio abanico de cilindradas: 250, 500, 600 y 1.000 cc, pero además entroncaba directamente con la larga tradición de motos asequibles de 125 de Honda. El resultado es una moto extremadamente sencilla, fácil de conducir, económica y robusta.
Mecánicamente está animada por el sempiterno motor de 125 cc refrigerado por aire y dos válvulas SOHC del fabricante japonés. En esta ocasión se estrenaba un sistema PGM-Fi de inyección electrónica de combustible que conseguía un funcionamiento más fiable, sencillo y fino de la mecánica y que dejaba atrás los vetustos carburadores después de décadas alimentando a esta mecánica en modelos previos. La caja es de cinco relaciones.
Pese a su simplicidad mecánica y poca sofisticación, eroga unos correctos 11 CV de potencia y además lo hace consiguiendo consumos muy frugales, que rondan los 2 litros cada 100 kilómetros. Esto es algo verdaderamente asombroso y posiblemente sea la segunda moto del mercado que menos combustible gaste después de la campeona del ahorro, la Honda Innova 125.
Como se suele decir: “Honda + monocilíndrica + cuatro tiempos = indestructible”. Esta moto necesita muy pocos cuidados y mantenimiento para funcionar bien, y a poco que la cambies el aceite de vez en cuando es capaz de hacer un porrón de kilómetros sin el menor achaque o falla mecánica. Son vehículos hechos para durar y para aguantar el mal trato, ya que originalmente se han diseñado para funcionar por los países más duros y salvajes del globo terráqueo.
A nivel de ciclística emplea soluciones verdaderamente sencillas. El chasis es tubular construido en acero y con un esquema de cuna simple, en el que el motor forma parte de la estructura cerrando el “cuadro” por la zona de abajo. Horquilla convencional de 30 mm de diámetro delante y una pareja de amortiguadores gemelos atrás conforman el esquema de suspensiones. Aparte de eso cuenta con unas ruedas “de bicicleta”, que son más que suficientes para la potencia y peso del vehículo, y que además contribuyen al bajo consumo de la moto y son sumamente baratas de reemplazar.
Su origen humilde se dejaba notar en algunos aspectos. Por ejemplo, la instrumentación era sumamente sencilla y contaba con un velocímetro y un aforador de nivel de combustible, pero no tenía cuentavueltas. Otro detalle que se perdía con respecto a su predecesora era el kick start, o el pedal para arranque por patada como decimos por estos lares. El tanque de combustible es de 12 litros, y gracias a sus pírricos consumos la autonomía puede alcanzar casí los 600 km.
A nivel estético es donde esta moto hacía más aguas. El problema estaba en el semicarenado frontal que mucha gente no veía con buenos ojos. Quizá en una moto de corte sencillo y austero como esta habría quedado mejor el clásico faro frontal circular en vez de intentar propuestas más plásticas y dotando a la moto con fibras y carenados. Bien es verdad que esta estructura frontal puede aliviarnos un poco del viento en caso de que salgamos a carretera.
Pasando de este detalle del carenado estamos ante un diseño neutro sin otras partes ni detalles que llamen especialmente la atención. El colín está bien rematado y da buena imagen, mientras que a veces la mecánica monocilíndrica de reducidas dimensiones puede quedar un poco pequeña dentro del bastidor que la contiene. Da la impresión de ser un motorcito pequeño rodeado de aire por todas partes.
Como podréis imaginaros, donde esta moto brilla con luz propia es en tus recorridos urbanos y de rutina. En este terreno, su bajo consumo y su facilidad de conducción harán las delicias de sus propietarios. Si te decides a salir por carretera tiene el problema clásico de todas las 125: la falta de potencia. Aun así, los 11 CV en conjunción con las ruedas de bicicleta y su bajo peso nos dan unas prestaciones aceptables en este ámbito. La velocidad punta se sitúa en unos 110 km/h, mientras que su velocidad de crucero real rondará los 90 km/h, nada mal para una octavo de litro refrigerada por aire.
Si te gusta esta moto, has de saber que no están muy caras de segunda mano. Este modelo puede adquirirse por unos 1.000 euros en el mercado de ocasión, aunque es de justicia reconocer que cuando se vendía nueva en los concesionarios su precio era de 2.050 euros, por lo que apenas ha perdido valor en todos estos años.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS