“Un motor de la una 1.000, en el cuerpo de una 600”. Así de sencillo era el concepto que dio lugar a una de las motos que más influyó en el mercado: la Honda CBR900RR Fireblade. La puesta en escena de esta motocicleta supuso un antes y un después, y fue copiado por el resto de fabricantes para crear sus deportivas. Las Superbikes actuales son descendientes directas de la CBR900RR, aunque han llevado las cosas al extremo más radical hasta provocar que motos como esta parezcan lentas y pesadas.
El concepto fue todo un éxito y el mercado se llenó de motos con motor de una 1.000, pero en el cuerpo de una 600. Sin embargo, la CBR900RR no era perfecta y una de las cosas que más se criticó fue la llanta delantera de 16 pulgadas –que obligó a desarrollar un neumático específico para ella–, aunque el motor, compacto para ser un 900 –893 centímetros cúbicos exactamente– rendía unos considerables, en 1992, 124 CV. Toda una pasada en su momento y que dejaba a las Superdeportivas de entonces, con 750 centímetros cúbicos, bastante atrás, sobre todo en cifras de par.
Cuando llegó al CBR900RR, las deportivas eran la base del mercado, se vendían como pan caliente a pesar de su elevado precio y sus evoluciones eran constantes. En 1993 aparecieron los primeros retoques, que afectaron a los faros y a pequeños detalles estéticos, así como de ergonomía, mientras que la segunda actualización llegó en 1996, que trajo consigo un importante cambio en el motor.
La primera entrega de la CBR900RR contaba con un cuatro cilindros de 893 centímetros cúbicos, como hemos comentado antes, pero en 1996 se estrenó un nuevo propulsor con 919 centímetros cúbicos, lo que permitió anuncia una potencia de 130 CV a 10.500 revoluciones. Esto ya eran palabras mayores, que se lograron mediante la ampliación de un milímetro en el diámetro de los pistones. Además, se estrenó un chasis –doble viga de aluminio– con nuevas características, se cambió la posición de conducción y se redujo el peso. También se cambió el refuerzo del basculante.
Había más cosas que a veces se pasan por alto, como por ejemplo, que el motor era más estrecho, montaba una tapa de culata de magnesio y un radiador más pequeño pero mejor posicionado para recibir un mayor caudal de aire. El escape, por su parte, tenía sus conductos internos totalmente rediseñados y unos colectores de acero inoxidable. El embrague y la caja de cambios fueron reforzados para soportar mejor el aumento de potencia y se revisó el cigüeñal a nivel de muñequillas y contrapesos.
La carrocería era básicamente la misma, al menos a simple vista, pues se cambió el proceso de fabricación para hacer sus paneles más resistentes y el diseño de los paneles laterales, el guardabarros y el depósito. La posición de conducción se cambió mediante unos semimanillares 10 milímetros más alto y con una apertura 5 grados mayor, mientras que el asiento estaba un centímetro más alto.
Aguantó en el mercado hasta 1998, cuando se puso en circulación una nueva evolución de la Honda CBR900RR Fireblade con muchos más cambios que un simple rediseño de sus plásticos.
Javi Martín
Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.COMENTARIOS