Sin duda Giacomo Agostini es uno de los pilotos más laureados y carismáticos de entre todos los que han formado parte del Mundial. Además, una de sus características biográficas es la de haber estado íntimamente unido a la marca MV Agusta. De hecho, no en vano trece de sus quince títulos mundiales – conseguidos en las categorías de 350 y 500 – han sido a lomos de estas motocicletas italianas, siendo tan sólo los dos últimos a bordo de modelos Yamaha. Así las cosas, trazar la vida deportiva de este campeón va entrelazado con la propia evolución mecánica de esta marca, la cual ha sido responsable de salir a los circuitos tanto con motores de seis cilindros como de tres.
Dos rarezas motrices, ejemplos del valor de esta fábrica en lo que se refiere a ensayar con nuevas tecnologías. En lo referido a las increíbles monturas con seis cilindros, esta vía de trabajo aplicada a la competición tuvo su banderazo de salida cuando en 1957 se alineó una de estas motocicletas en la parrilla del Mundial de 500. Máquina que sólo estuvo en las pistas durante una temporada, existiendo otro ensayo con este número de cilindros en 1969. Eso sí, dentro de la cilindrada de 350.
Ahora, con una menor complejidad mecánica – toda esa cantidad de cilindros plantea no pocos problemas al mecánico responsable de la carburación – se encontraban los motores de tres cilindros. También exóticos dentro del Mundial, donde solían abundar más las mecánicas de dos o cuatro cilindros. No obstante, en 1965 se presentó para el Mundial de 350 a la MV Agusta con tres cilindros. Una máquina icónica para la marca italiana, entre otras cosas porque fue puesta en competición justo el mismo año en el que Giacomo Agostini fichaba su contrato en el equipo oficial para disputar los títulos de 350 y medio litro.
MV Agusta fue el último baluarte de las marcas europeas frente a la hegemonía de las japonesas, atreviéndose además con mecánicas poco convencionales
MV Agusta 350 Tres Cilindros, el primer título mundial de 350 para Giacomo Agostini
Fogueado en la categoría del cuarto de litro durante sus dos primeros años en el Mundial a sueldo de Moto Morini, Giacomo Agostini recaló en MV Agusta en 1965 con el objetivo de asaltar las dos cilindradas más potentes. No obstante, aquello no iba a ser fácil. Yo no tanto por la resistencia que podrían oponer desde otros equipos como por lo que se había encontrado en el suyo propio. Y es que, al fin y al cabo, el italiano había entrado a la sombra de Mike Hailwood.
El británico que había empezado su carrera en el Mundial allá por 1958, ganador de nueve títulos mundiales al tiempo que logró participar en, al menos, medio centenar de grandes premios de F1. Toda una leyenda que, a pesar de ser más mayor que el joven e impetuoso Giacomo Agostini seguía estando en plena forma para mediados de los años sesenta. Es más, en 1965 ganó el Mundial de 500 con su MV Agusta.
Así las cosas, Giacomo Agostini tuvo que esperar al año siguiente para ser la estrella indiscutible en su propio equipo después de que el británico firmase con Honda de cara a competir en 125, 250, 350 y 500 durante 1966. Una brutalidad de la que salió con los títulos mundiales en 250 y 350. Y aquí llega lo impactante, ya que el título de la categoría reina se le escapó debido a que fue conquistado por Giacomo Agostini. Pletórico en el estreno de la MV Agusta 500 con tres cilindros. Justo lo mismo que haría en 1967.
Giacomo Agostini fue todo un as en lo referido a las cilindradas más prestacionales, además de estar íntimamente unido a la historia de la empresa MV Agusta
De todos modos, a pesar de haber ganado ya dos veces consecutivas el Mundial de medio litro al italiano parecía resistírsele el de 350. Una cilindrada hoy en día desaparecida, aunque disputada desde 1949 hasta 1982. Finalmente, la victoria llegó en la temporada de 1968 junto al cosechar otra vez el título de pilotos en la categoría reina. Y bueno, ahí empezaba a fraguarse la leyenda de Giacomo Agostini, haciéndose con los títulos de 350 y 500 durante cinco años consecutivos. Así las cosas, bien se podría decir que mientras Ángel Nieto fue el rey de las categorías ligeras, este veloz transalpino lo fue de las pesadas.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS