Moto del día: Quasar

Moto del día: Quasar

La idea de las motocicletas FF está presente desde comienzos del siglo XX y, posiblemente, el del Quasar sea uno de sus ejemplos más interesantes.


Tiempo de lectura: 4 min.

Así en la tecnología como en las costumbres, muchas veces repetimos ciertos esquemas o ideas simplemente por costumbre. De esta manera, pensamos en ellos como algo natural y plenamente adaptado. En suma, el mejor diseño posible. Sin embargo, también en el ámbito del motociclismo convendría reflexionar sobre ciertos convencionalismos asentados. Algo que, por otra parte, nos podría dar la sorpresa de acabar (re)descubriendo algunos planteamientos heterodoxos que, al salirse de la norma, cayeron en desgracia.

Pero vayamos por partes. Para empezar bien estaría preguntarse de dónde proviene la postura adoptada al montar en una motocicleta. Y es que, ¿es la única posible? ¿Sólo ésta es la marcada por la ingeniería más cuerda y adecuada? Bueno, pues parece que no. En primer lugar, hemos de tener en cuenta cómo las motocicletas derivaron -directamente- de las bicicletas. Un tipo de máquinas donde, por la posición que ha de tener la pierna a la hora de ejercer fuerza sobre el pedal, si conviene la postura que tenemos en mente.

De esta manera, ésta pasó de un vehículo a otro de forma acrítica. Totalmente natural. Algo entendible pues, al fin y al cabo, muchos de los cuadros sobre los que se montaban multitud de velomotores eran, básicamente, de bicicleta. A partir de aquí, la posición de pilotaje fue variando según cada rama del motociclismo se hacía más y más especializada. Pero, eso sí, siempre a partir de una base compartida y reconocida. Un hecho que, de facto, dejó a un lado la posibilidad de marchar “con los pies por delante” tal y como plantearon algunos diseños a comienzos del siglo XX.

Presentes desde los comienzos del motociclismo, las FF no han triunfado debido a lo difícilmente asimilable de su diseño entre los compradores. Siempre más habituados a lo canónico

Quasar, una motocicleta FF

Conocidas como FF -Feet Forwards-, las motocicletas “con los pies por delante” representaron una alternativa al diseño imperante desde los propios comienzos de las dos ruedas motorizadas. Además, esto daba la oportunidad no sólo de contar con una postura de conducción más relajada, sino también de incorporar el motor y el asiento de tal manera que el centro de gravedad resultante diera un aplomo evidente al conjunto.

Sin embargo, ir a contra corriente resulta siempre complejo. Más aún cuando, debido a la rápida popularización de la postura tradicional, la propuesta de las FF no era para nada bien recibida por los compradores. Demasiado escépticos a la hora de recibir algo tan rupturista para con la norma general. Así las cosas, estas motocicletas quedaron apartadas a la cuneta de la historia. Eso sí, de una manera u otra el eco de las mismas siempre ha regresado bajo la apariencia de prototipos o motocicletas en serie corta. Algunas, de hecho, tan prestacionales como la producida por Dan Gurney en All American Racers.

No obstante, el caso de la Quasar es algo más antiguo. Concretamente de comienzos de los años setenta, cuando los diseñadores Malcolm Newell y Ken Leaman se conocieron en Escocia de forma casual. Movidos por su pasión motociclista, decidieron crear un diseño totalmente innovador al que llamaron Quasar. De esta manera, en 1975 presentaron su primer prototipo utilizando como mecánica el motor de cuatro cilindros y 850 centímetros cúbicos montado en el triciclo Reliant Robin. A la sazón, uno de los vehículos urbanos más peculiares y populares en la prolífica historia de la ingeniería británica.

quasar (1)

Junto con vehículos como el Reliant Robin la Quasar es toda una maravilla para quienes no sólo tienen pasión por el diseño británico, sino también por su lado más heterodoxo y atrevido

Rematado con una estética futurista francamente llamativa, la motocicleta FF Quasar contaba como principal elemento distinto no sólo la posición de su asiento, sino también la incorporación de un techo que, sin embargo, también representaba uno de sus principales problemas: la falta de visibilidad debido a los pilares. Por lo demás, lo cierto es que los distintos prototipos del Quasar evolucionaron muy bien. De hecho, se experimentó con otra mecánicas y, siempre mostrando un considerable aplomo en el manejo, esta motocicleta heterodoxa logró alcanzar los 160 kilómetros por hora. Sin embargo, la falta de inversores -creer en este proyecto era mucho creer- hizo imposible emprender la producción en serie de forma masiva. Llegados a este punto, de este peculiar vehículo sólo se ensamblaron unas 20 unidades para ser, las supervivientes, verdaderos objetos de culto para los aficionados al lado más extravagante del motor británico.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.