Las carreras de motos de los años 90 estuvieron marcados por una constante: Honda lo ganaba todo, excepto un mundial. Primero, Mick Doohan se hizo con cinco títulos mundiales consecutivos –en 1998 ganaron todas las carreras, menos una–, mientras que en 1999 fue Alex Crivillé quien se hizo con el mundial a los mandos de una Honda NSR 500. El señor Valentino Rossi recogió el testigo de estos dos pilotos, para seguir con las victorias casi sin rival.

El mundial que no fueron capaces de ganar resultó una sorpresa; nadie esperaba que Kenny Roberts ganara el mundial en el año 2000 a lomos de una Suzuki RGV 500 Gamma –XR89– aunque hubieran acabado segundos el año anterior. La Suzuki era la moto con menos potencia de la parrilla y Roberts había completado cuatro temporadas sin lograr un solo podio hasta 1999. De hecho, Suzuki llevaba desde 1995 sin tener una de sus motos en lo más alto del cajón.

Sin embargo, en ese momento todo se alineó para lograr lo imposible. Suzuki contrató los servicios del gurú técnico Warren Willing, que trabajó con Roberts Jr. para crear la motocicleta con el mejor comportamiento de toda la parrilla. La Suzuki mantuvo su condición de moto menos potente que las Honda, pero fue capaz de superar a su rival en el apartado de manejo, lo que sirvió para que ganaran varias carreras y subieran al podio en varias ocasiones en 1999.

Willing deició cambiar suspensiones –Öhlins en lugar de Showa– y se modificaron geometrías. Además, según los comentarios del señor Alan Cathcart, quizá el único periodista del mundo que se ha puesto a los mandos de todas las motos de competición que te puedas imaginar, los frenos de la RGV 500 también eran la referencia de aquellas temporadas, aunque también es justo reconocer que Roberts Jr. siempre montaba los discos más grandes que ofrecía Brembo –rotores de 320 milímetros de diámetro, fabricados con fibra de carbono, por supuesto–.

Como se ha dicho, la Suzuki RGV 500 Gamma era la menos potente, o al menos, era una de las motos más lentas en recta, y eso que según estimaciones, la potencia de su V4 “dos tiempos” rondaba los 190 CV a por encima de las 11.000 revoluciones. Comparada con una MotoGP es poco potente, incluso una Superbike de producción la supera en potencia, pero nada puede igualar sus 130 kilos de peso, que permite una relación peso-potencia salvaje. Así es lógico que las “viejas” 500 con motores “2T” fueran capaces de alcanzar los 300 km/h con menos de 200 CV.

Kenny Roberts no tardó en demostrar que la Suzuki RGV 500 Gamma había cambiado y que él, como piloto, estaba preparado, pues ganaron la primera prueba de la temporada 1999, en Malasia. Fue la primera victoria para un piloto estadounidense desde que Schwantz ganara en Gran Bretaña en 1994. La siguiente victoria llegó en Japón –con pole incluida–, a lo que deberíamos sumar dos victorias más y seis podios, suficiente para quedar segundo por detrás de Alex Crivillé.

En el año 2000 las cosas fueron similares, pero los pilotos de Honda parecían no encontrar la senda que habían llevado en años anteriores, aunque Rossi llegó como un tornado desde el primer día. Fueron cuatro carreras y cinco podios los que permitieron que ganara el mundial ese año.