La Suzuki TU 250 X es una moto algo desconocida por estos lares, lo cual resulta ciertamente sorprendente puesto que se diseñó para ser una motocicleta utilitaria barata y asequible. Dicho segmento suele augurar buenas ventas normalmente, pero esta pequeña “Susi” nunca llegó a triunfar en el mercado, al menos en nuestro país.
La Suzuki TU 250 X era otra más de aquella oleada de nakeds económicas y utilitarias que tanto éxito tuvieron en la década de los 90 (aunque la cosa empezó un poco antes) y que poco a poco fueron perdiendo tirón con el nuevo milenio, hasta que la adopción del nuevo sistema de licencias de motocicleta con el carné A2 limitado a 48 caballos fue la última punta de su ataúd.
Esta moto en el fondo era un restyling de la archiconocida Suzuki GN 250, que en mi opinión siempre fue la ganadora en cuanto a calidad y robustez de su generación en la que también se encontraban dos modelos super míticos: la Yamaha SR 250 y la Honda CB 250. La Suzuki siempre vivió a la sombra de estas, pero con los años, es la que mejor vejez ha tenido.
Volviendo a la Suzuki TU 250 X, el modelo se puso a la venta en 1997. Por aquellos años ya había algo más de bonanza económica que en épocas previas y la gente podía optar a algo más que a la sencillas cuarto de litro austera y espartana que se vendían hasta entones.
Los de Hamamatsu pensaron que sería buena idea coger su moto de siempre, la GN, y darle un lavado de cara general, con terminaciones, materiales y acabados algo más elaborados y de mejor calidad percibida, poniendo más énfasis en el diseño estético y la apariencia de la moto.
A nivel técnico podemos resumir esta moto como una “copia” de la vieja GN 250: motor monocilíndrico refrigerado por aire, carburación, cuatro válvulas, 22 CV, caja de cinco velocidades… son especificaciones calcadas a las de su predecesora.
Donde la cosa cambiaba era a nivel estético. Esta moto tenía un cuidado por el detalle e intentaba agradar con cada uno de sus trazos, pero sin llevarlo hasta extremos irracionales como la Aprilia Motó 6.5. Aquí la estética no estaba reñida con la funcionalidad.
Destaca el color en gris plateado, una tonalidad que estaba muy de moda con la entrada del nuevo milenio, mientras que el asiento de piel vuelta marrón le daba el contrapunto cromático. Destacan sus líneas suaves y redondeadas, muy coquetas, especialmente en la zona del tanque de combustible, bastante compacto, y en la parte trasera, con una curva muy natural cerrando el colín.
A nivel de equipamiento e instrumentación prescindía de un cuentarrevoluciones, que sí tenía su predecesora, pero que por algún motivo los japoneses decidieron no seguir incorporando; mientras que el resto de su ciclística también era heredado de su predecesora.
Estamos ante una moto de cotas muy contenidas. Es corta y baja, por lo que resulta ideal para moverse por ciudad y también para que los noveles aprendan a conducir con ella. De hecho, en las autoescuelas encontró uno de sus nichos de mercado más exitosos. No obstante, si eres una persona que mide más de 1,8 metros… lo mismo te ves un poco ridículo sobre ella.
Otro de los potenciales que tiene esta moto es como base para diferentes personalizaciones y modificaciones, ahora que las café racer están tan de moda por su extrema sencillez mecánica. Si te animas a comprar una, que sepas que de segunda mano rondan los 1.000 euros y con kilometrajes muy razonables.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Con mi 1,90 me saqué el carnet con una TU. Parecía un personaje del Mario Kart