El estilo de las streetfighter y café racer ha vuelto con fuerza durante de los últimos años. Pero fue a mediados de los 90 cuando una marca apostó por revivir algunas características del clásico diseño británico, y así misma también. En 1994, Triumph presentaba la Speed Triple, una moderna moto deportiva sin carenado que, tras 25 años en el mercado, ha inspirado a miles de soñadores de las dos ruedas.
Una máquina con un diseño evocador y fantásticas cualidades dinámicas y estéticas que recibía su nombre en un gesto de honra a la Speed Twin de 1938. Ésta contaba con un motor bicilíndrico en línea de 498 cm3 que ofrecía un rendimiento excepcional para la época. La Speed Triple hacía gala no solo de un diseño que hacía girar la cabeza dos décadas atrás, sino que bajo su estética se escondía un propulsor de tres cilindros en línea basado en los, por entonces nuevos, bloques modulares “Triumph Triple”, que también impulsaron a las Daytona, Trident y Thunderbird.
Los diseñadores John Mockett y Rod Scivyer introdujeron los faros “bug eye” -ojo de insecto-, marca registrada en Triumph desde entonces
Tras el fin de producción de la serie T309, llegó la T509, la primera de las de las Triumph deportivas en equipar inyección de combustible -firmada por la francesa SAGEM-. El propulsor cubicaba los mismos 885 cm3 que su antecesora, pero fue rediseñado al completo. Refrigerado por agua, erogaba 108 CV de potencia a 9.000 RPM y 84 Nm de par motor a 6.500 RPM. Con una masa en seco ligeramente inferior a los 200 kilos, podía cubrir el cuarto de milla en 11,3 segundos a 186 km/h y volar hasta casi rozar los 220 km/h de velocidad punta.
El cuadro también estaba compartido con su hermana carenada, la Daytona. Un bastidor de tubos de aluminio con un solo brazo basculante que permitía mantener el peso a raya manteniendo una gran rigidez torsional y, por ende, repercutiendo en un ágil manejo. En 1997 recibió el sistema de frenado de la Daytona 595 (disco gemelo de 320 mm con pinzas de cuatro pistones delante y disco simple de 220 mm con pinza de dos pistones en la zaga), reduciendo aún más las diferencias técnicas y estéticas entre una y otra. Las suspensiones, totalmente ajustables en ambos ejes, garantizaban un perfecto equilibrio entre prestaciones y comodidad.
El manejo de la Speed Triple es sobresaliente, aunque la aguda geometría de la dirección junto con la corta distancia entre ejes y el potente motor podían dar algún susto en firmes irregulares
Para 1999, la Triumph Speed Triple recibiría un trasplante de corazón, de 955 cm3 y 130 CV. Ese mismo año se abandonó la denominación T509 en beneficio de llamarse simplemente Speed Triple. Un año después adoptaron la denominación 955i, con ligeras mejoras a nivel mecánico y de bastidor -menos peso y más potencia-. En 2005 la cilindrada aumentó hasta los 1.050 cm3 y, aunque la potencia no se vio incrementada, la curva de par era más amplia y plana. Con la última actualización de 2016, Triumph nos vende una moto de 192 kilos, 140 CV, 112 Nm, con ABS y cinco modos distintos para gestionar el control de tracción por 14.150 euros.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.Me encantaba y me encanta la T-509, así como su hermana deportiva T-595, para mí dos de las motos más bonitas de gran serie y para “mortales”, en aquella época yo era el niño “raro” cuando mencionaba estos dos modelos entre mis motos favoritas, pero para mi gusto es la más “bruta” en cuanto a estética de todas las Speed.