En 2012 el fabricante inglés presentó su nueva trail de media cilindrada, la Triumph Tiger 800. La idea era ofrecer una trail con un enfoque más deportivo y picante que el resto de motos polivalente que se vendían por la época, donde la tendencia era a ofrecer vehículos eminentemente cómodos, prácticos y racionales para el día a día o variantes muy enfocadas en el off road.
Triumph calculó muy bien el diseño de esta moto ya que se metió en una parcela de terreno virgen e inexplorada. En 2012 no había ninguna trail que se acercara a las cifras y al planteamiento de la Tiger 800. La mayoría estaban bastante por arriba o por abajo. Quizá las competidoras más cercanas, sin producirse nunca una equivalencia completa, fueron la BMW F 700 GS / F 800 GS y la Suzuki DL-1000 V-Strom.
La característica más especial de esta moto era su motor tricilíndrico derivado de la Triumph Daytona 675, pero suavizado y racionalizado para conseguir una mecánica mucho más dulce y rutera. Este motor se saltaba a la torera el manual clásico de cómo diseñar una trail, donde las mecánicas bicilíndricas parecen ser la norma, por un tema de motricidad y respuesta a bajas vueltas, algo muy necesario sobre todo en el apartado off road.
Pero la Triumph Tiger 800 era una moto más enfocada para el asfalto por lo que el tricilíndrico conseguía unas prestaciones muy buenas, un tacto redondo y refinado, y una estirada a medio y alto régimen desconocida para sus competidoras. El motor te pide jugar con el cambio y que lleves siempre alegre de vueltas por lo que es una mecánica muy interesante para el curveo y para sacar nuestro espíritu RACER.
Esta mecánica entrega 95 caballos de potencia y 76 Nm de par. Su consumo no es especialmente brillante aunque tampoco es como para echarse las manos a la cabeza. Las medias andan sobre 5,3 litros. Para que os hagáis una idea, su principal rival -la BMW F 800 GS- ronda los 4.6 l/100 km.
La ciclística de la Triumph Tiger es fiel a lo que nos tiene acostumbrados el fabricante. El chasis es de doble tubo construido en acero mientras que para el basculante se emplea el aluminio. Destaca la suspensión delantera de tipo invertida, aunque tanto propietarios como compañeros del gremio destacan un tarado demasiado blando que tiende a hundirse mucho si se realizan frenadas fuertes. Atrás monta un monoamortiguador central con bieletas.
En cuanto a los frenos, también se echa en falta algo más de mordiente. El doble disco de 308 mm y las pinzas de freno de dos pistones se muestran insuficientes para lidiar con los 95 CV de la moto y su peso, que aunque es de unos livianos 190 kg en vacío, no hemos de olvidar que está pensada para llevar pasajero y/o equipaje.
Estéticamente la moto bebe bastante influencia de las BMW GS, algo por otra parte lógico ya que son la referencia en el segmento y las motos en las que piensa la gente cuando quiere comprar una trail. Los guiños a la germana pueden verse en toda la estructura del chasis y el subchasis trasero, de tipo tubular y con el armazón a la vista, sin estar oculto tras plásticos o carenados de ningún tipo.
La marca de Hinckley comercializaba la Triumph Tiger 800 en dos versiones. Por un lado estaba la convencional, que se orientaba más a un uso asfáltico. Esta contaba con llantas de aluminio de 19 y 17 pulgadas -ejes delantero y trasero respectivamente- y también equipaba unas suspensiones más sencillas y de menor recorrido.
A mayores, por algo más de dinero se vendía la Triumph Tiger 800 XC que incorporaba llantas de radios con una rueda delantera de 21 pulgadas y neumáticos de medidas más off road. La suspensión de la versión XC también era más robusta ya que contaba con barras de 45 mm de espesor -43 mm en la convencional- y 220 mm de recorrido.
La Triumph Tiger 800 es una trail, y como estas motos están de moda ya os podéis imaginar que los precios de segunda mano andan al alza. Por la versión asfáltica están pidiendo unos 5.400 por unidades en buen estado de conservación y con kilometrajes razonables. Si os decantáis por la XC entonces tendréis que rascaros el bolsillo y apoquinar unos 6.500 euros aproximadamente.
La Tiger es una buena moto, pero sobre todo es un soplo de aire fresco para el segmento del trail ya que se desmarca de lo que están haciendo los demás y han conseguido una moto con personalidad propia. Si te gustan las trail pero también te gusta la conducción espirituosa y deportiva, esta puede ser tu moto.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS