La Yamaha FZR 600 o Yamaha Genesis 600 es una moto que hoy en día tenemos algo olvidada, ya que, para ser sinceros, no ha envejecido muy bien a nivel estético ni mecánico, pero en 1989, cuando se presentó, era la caña. Por aquel entonces era la única superdeportiva de 600 cc capaz de hacer frente a la todopoderosa Honda CBR 600 F, ya que el resto de japonesas, como la Kawasaki ZZR 600 o la Suzuki RF 600, tenían un aire mucho más sport turismo.
Aunque estamos ante un modelo deportivo, hemos de entender cómo era la deportividad a principios de los años 90. Por aquel entonces las R eran motos que estaban pensadas para correr, sí, pero que podías utilizar sin mucho inconveniente para el día a día y tus recorridos de rutina sin que te saliera una hernia.
La Yamaha FZR 600 trajo consigo unas cuantas novedades a nivel técnico que eran bastante rompedoras por aquella época. El chasis era de tipo delta box construido en acero, una palabra que estaba muy de moda en la casa de Iwata en aquellos años. Quizá lo más rompedor de esta moto es que el propulsor estaba colocado de forma inclinada hacia adelante, con los cilindros formando un cierto ángulo con la vertical y que en el fabricante japonés llamaban el concepto “Genesis”, de ahí su apellido.
Lo que se conseguía con esta novedosa disposición era bajar el centro de gravedad de la moto y así mejorar el paso por curva. Al no estar en vertical, también se ganaba un cierto espacio donde normalmente iría la culata, y este se utilizaba para colocar el tanque de combustible, también en una posición más baja de lo habitual, por lo que también se mejoraba el centro de gravedad. Desde fuera, lo que parecía el depósito de gasolina era en realidad una cubierta bajo la cual se escondía la caja de aire.
En el apartado mecánico, la moto estaba animada por un tetracilíndrico de 600 cm3 con refrigeración líquida y alimentado por una bancada de cuatro carburadores. Tenía 16 válvulas, a diferencia de su hermana mayor, la Yamaha FZR 1000 exup, que contaba 20 en su culata. Aun así, la potencia alcanzaba los 91 CV, casi los mismos que la CBR 600 coetánea, que erogaba 93.
En cuanto a la parte ciclo, estaba en la línea de casi todas las deportivas de aquella época. Hay que reconocer la valentía que tenían algunos pilotos a comienzos de los años 90 para subirse a estas motos. Las mecánicas empezaban ya a despuntar y a ofrecer potencias de infarto; sin embargo, los chasis, frenos y suspensiones de aquella época iban varios pasos por detrás. Quizá lo más destacable de sus ciclística era el reducido peso en vacío: 180 kg.
La Yamaha FZR 600 Genesis contaba con una horquilla convencional en el tren delantero, mientras que atrás llevaba el típico monoamortiguador central. Lo que me empieza a asustar más son las pinzas de freno, de dos pistones contrapuestos, que mordían unos discos de 298 mm de diámetro.
Para completar el paquete, he de destacar la rueda de 140 60 R18 con la que salían de fábrica las primeras series. Hoy en día hay motos de 125 que llevan más goma atrás. También me resulta curioso la llanta trasera de 18 pulgadas, algo muy inusual en las deportivas, mientras que adelante se optaba por la omnipresente medida de 17.
Como suele ser habitual con las deportivas, el modelo fue sufriendo diferentes actualizaciones en ciclos cortos, y con cada año que pasaba iban mejorándole cosillas aquí y allá. Las últimas versiones ya daban 97 CV de potencia y además contaban con frenos mejorados y unas ruedas más acordes a la potencia del modelo. Estéticamente también sufrió algunos cambios a lo largo de su vida. Las primeras venían con un característico y atractivo bifaro frontal, muy de los ochenta, que, desgraciadamente, dio paso a los pocos años a una óptica trapezoidal siguiendo los cánones estéticos de los noventa.
Comenzaba el artículo diciendo que no han envejecido muy bien, y es debido a que las primeras series del modelo tenían un defecto en el diseño de las guías de válvulas por el cual tendían a consumir bastante aceite, algo que nunca es de recibo. El problema se solucionó a mitad de su vida comercial y las de los últimos años no pecaban de este inconveniente, aún así, le quedó la mala fama para el resto de su vida y es por ello por lo que nunca han tenido mucho éxito en el mercado de ocasión.
El modelo se descontinuó en 1999, cuando llegó la Yamaha YZF-R6 para sustituirla, una propuesta mucho más radical y enfocada en las prestaciones puras que, a tenor de las cifras de ventas, se ha demostrado que era el camino adecuado a seguir para las deportivas de calle.
Huelga decir que también hubo una especie de hija “bastarda” de la FZR 600 que fue la Yamaha YZF-600R Thundercat, una moto que empleaba el mismo motor y que se orientó hacia un tipo de uso más sport turismo y cómodo, algo que tenía mucho sentido para rellenar el hueco que se creó al presentar la R6, mucho más radical.
De segunda mano empiezan a estar bastante caras para la moto que te llevas a cambio del dinero que pagas. Podríamos empezar a considerarla una clásica, o al menos una moto en la que hay que pagar un sobreprecio por el factor nostalgia. Por algo menos de 1.000 euros te la puedes jugar con unidades más zurradas y muy modificadas respecto al modelo original.
Si quieres una que esté en buen estado de conservación y con una estética lo más parecida posible a la de fábrica, tendrás que gastarte al menos 1.500 euros, y aún así seguro que sigues comprando una moto que en el fondo será una amalgama de piezas de diferentes donantes.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Siento disentir en cuanto a que las primeras fuesen justas de neumáticos, precisamente esas medidas hacía que fuese ágil como una bicicleta en los cambios de inclinación, con pensar a dónde querías ir la moto iba solita para allí. Ahora tengo una FZ6 Fazer S2 y ni de lejos es tan ágil como la FZR.
Las primeras FZR600 (’89 y ’90) llevaban neumático trasero 130/70 18. El 140 llegó en la renovación estética de finales del año 90 en la que se eliminaron los dos faros redondos
La última versión que comparte estética con la YZF 750 me “flipa”, desde luego la fama de “aceiteras” siempre estuvo presente en cada una de sus versiones.