Moto del día: Yamaha TZ350 1977

Moto del día: Yamaha TZ350 1977

Gracias a ella, al fin un piloto japonés se pudo hacer el título mundial en una cilindrada


Tiempo de lectura: 5 min.

Hablar del éxito de Takazumi Katayama con su Yamaha TZ350 llama la atención por lo tardío del año. Y es que su conquista del título mundial en la categoría de 350 centímetros cúbicos se produjo en 1977. Sin duda un momento estelar para el motociclismo japonés, ya que nunca antes uno de sus pilotos había logrado alzarse con una temporada del Mundial fuera cual fuera la cilindrada. Así las cosas, este momento dista ni más ni menos que 47 años desde la participación de Kendo Tada en el TT de la Isla de Man invitado por la factoría Velocette. La primera vez que un japonés desembarcaba en alguna de las principales pruebas motociclistas disputadas en Occidente. Llegados a este punto, la pregunta es obvia. ¿Por qué pasó tanto tiempo en producirse la victoria de un japonés?

Bueno, lo cierto es que los motivos son múltiples, y más aún las explicaciones que cada aficionado consideraría propicias. Sin embargo, lo cierto es que Japón ha sufrido siempre una curiosa discordancia entre el dominio de sus mecánicas en el Mundial de Motociclismo y lo poco que sus pilotos se han prodigado en los primeros puestos. Para empezar, creemos que existe una razón de peso respecto a la tradición tardía de la práctica deportiva del motociclismo en Japón. No en vano, hacia 1930 apenas había tres decenas de profesionales reconocidos en todo el país, mientras que en los Estados Unidos y Europa y se celebraban competiciones de todo tipo con centenares de inscritos.

Además, la precaria situación del país durante su postguerra tampoco contribuyó a que aparecieran pilotos de forma masiva de cara a los primeros años del Mundial. De esta manera, mientras Italia o Reino Unido recuperaron el músculo fácilmente tras la contienda mundial, en Japón la industria motociclista apenas podía cubrir las simples necesidades de movilidad diarias. Por ello, competir como lo hacían Norton o Ducati se antojaba algo muy lejano. Eso sí, gracias a la pericia y tenacidad demostradas por los ingenieros nipones, Honda pasó en muy pocos años de motorizar bicicletas a estar presente en los GP de motociclismo e incluso en la F1. Remates perfectos para una empresa que, en poco tiempo, logró convertirse en el mayor fabricante de motos a escala mundial.

yamaha 350 1977 (3)

A pesar de haber logrado una clara hegemonía mecánica en el Mundial desde los pocos años de su desembarco, la industria nipona del motociclismo prefirió apostar por pilotos occidentales en vez de hacerlo por los de su propio país

Yamaha TZ350, rompiendo el maleficio

A comienzos de los sesenta, Yamaha decidió desembarcar en el Mundial con monturas diseñadas para el cuarto y el octavo de litro. Para ello, confió en las habilidades de pilotos japoneses como Fumio Ito, quien llegó en 1961 a Europa en compañía de otros pilotos, el equipo de mecánicos y sus monturas empaquetadas en cajas de madera. Y bueno, la verdad es que el estreno no fue del todo malo. Quedando noveno en el mundial de cuarto de litro para rematar dos años más tarde con un meritorio tercer puesto.

Sin embargo, según Yamaha tomaba confianza en los GP fue prescindiendo de Fumio Ito y sus compañeros para ir contratando jóvenes promesas occidentales. De esta manera, en los garajes de las escuadras japonesas de mediados de los sesenta ya se veía la contraposición protagonizada por un piloto normalmente británico rodeado de mecánicos, ingenieros y técnicos japoneses. En fin, todo esto ocurrió porque, según los fabricantes nipones iban ganando exponencialmente en técnica, depositaban la confianza para manejarla en manos de pilotos nacidos en los países con más tradición en carreras.

De todos modos, alguna que otra vez se colaba en el plantel un piloto nacido en el País del Sol Naciente. Justo lo que ocurrió con Takazumi Katayama, quien debutó con Yamaha en 1971 para buscarse la vida en los circuitos de forma independiente desde 1974. Eso sí, con monturas de la marca que le dio su primera gran oportunidad. Concretamente las Yamaha TZ350 y TZ250. Dos de las carreras-cliente más laureadas y recordadas en la historia del Mundial. Así las cosas, en de cara a la temporada de 1977 fue rescatado por la división europea de Yamaha de cara a convertirlo en piloto oficial de la marca.

yamaha 350 1977 (1)

El estreno de un piloto japonés en alguna prueba occidental de primer nivel se produjo en 1930, pero tuvo que pasar casi medio siglo para llegar a ganar el título de toda una temporada

Como montura escogida se confió en la Yamaha TZ350, con su bicilíndrico de dos tiempos capaz de entregar 60 CV a 9.500 revoluciones por minuto para alcanzar los 289 kilómetros por hora. Un diseño de lo más efectivo, gracias al cual Takazumi Katayama consiguió alzarse con el campeonato mundial de 350 centímetros cúbicos de aquella temporada. Con ello, al fin un piloto japonés pasaba de ganar carreras sueltas a imponerse en la regularidad de toda una temporada, haciendo coincidir tanto la nacionalidad de la máquina como la del que la montaba. Tras esto, este pionero se retiró a los cuarteles de Honda para trabajar en el desarrollo de la emblemática NS500. En fin, otra vez un japonés desarrollando motocicletas de ensueño en vez de ganar sobre las mismas. Y es que, en 1983, fue el norteamericano Freddie Spencer quien se llevó el título de medio litro gracias a esta motocicleta.

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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Esa yamaha con la que ganó el mundial era tricilindrica

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¿Bicilindrica? Esa en particular, con la que ganó el mundial, era tri


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