Moto del día: Yamaha XVS 250 Drag Star

Moto del día: Yamaha XVS 250 Drag Star

Una custom fiel a los principios del segmento, económica y fiable


Tiempo de lectura: 3 min.

La Yamaha XVS 250 Drag Star es una más de aquella oleada de customs sencillas que vinieron de oriente a mediados de los años 90 para dar respuesta a la moda de este segmento que vivíamos en el viejo continente por aquel entonces. La propuesta de Yamaha era similar a lo que estaban haciendo el resto de los fabricantes japoneses, como por ejemplo la Suzuki Intruder 250 o la Honda CMX 250 Rebel.

El modelo vio la luz en 2001 para sustituir a la Yamaha XV 250 Virago y curiosamente se descatalogó en 2005 en favor de la Virago nuevamente. La relación entre estos dos modelos puede llegar a ser bastante confusa si no se conoce bien. Huelga decir que el propulsor es común a ambas, pero las cotas y la ergonomía de los dos modelos son bastante diferentes.

Por un lado, la Yamaha Drag Star va más en la línea de las típicas custom americanas. Es una moto larga, baja (long & low) y que resulta algo más torpe y pesada, pero que casa mejor con la filosofía cruiser más pura y yanqui. La Yamaha Virago, por el contrario, encaja más en el arquetipo de la custom asequible para los menos pudientes.

En cuanto a cotas y geometrías se parece más a la Yamaha SR 250 Special. Es una moto más corta y con la pipa de dirección muy arriba. Si os fijáis en el tanque de combustible de esta, va en pendiente ascendente hasta llegar al manillar, mientras que el tanque de la Yamaha Drag Star va prácticamente horizontal. Esa línea baja y larga le confiere mucha presencia a la moto que parece de más cilindrada.

Mecánicamente está animada por un propulsor bicilíndrico en V a 60 grados refrigerado por aire y de carburación. Eroga 21 CV de potencia y lo mejor es su consumo, ya que las medias andan por debajo de 4 l/100 km. En el aspecto mecánico era mejor que sus competidoras japonesas, la Intruder y la Rebel, ya que estas andaban en unos 18 CV y encima consumían más combustible.

En cuanto a las aptitudes de la Yamaha Drag Star 250, estamos ante la típica custom utilitaria de baja cilindrada. Un modelo ideal para darte paseítos e ir a hacer recados con estilo, pero sin caer en el gran dispendio que supone tener una verdadera custom de gran cubicaje. El hecho de ser de cuarto de litro le aporta ese extra de potencia que no tienen las 125 y que resulta ideal para moverte con gran reprís por el tráfico urbano y poder salir a carretera con garantías.

La velocidad máxima ronda los 125 o 130 km/h, pero si no quieres estresar la mecánica lo suyo es que vayas a 110 km/h como máximo. No es un tipo de moto que invite a ir rápido por la nula protección aerodinámica, por lo que esto no debería de ser un problema.

La Yamaha Drag Star es conocida, entre otras cosas, por su fiabilidad. Como casi todas las motos japonesas de baja cilindrada, estamos ante un motor sencillo sin apenas piezas móviles ni complicaciones innecesarias. Estas motos son capaces de aguantar decenas de miles de kilómetros de maltrato sin quejarse ni dar quebraderos de cabeza a sus dueños.

De segunda mano pueden encontrarse unidades por unos 1.500 euros. No me parece un precio alto si tenemos en cuenta que casi todas son unidades con muy pocos kilómetros a sus espaldas y en un estado de conservación verdaderamente envidiable. Se ve que el dueño típico de este modelo es una persona tranquila y cuidadosa, amante de darle al trapito.

COMPARTE
Sobre mí

Gonzalo Lara Camarón

Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.

1
COMENTARIOS

avatar
2000
 
smilegrinwinkmrgreenneutraltwistedarrowshockunamusedcooleviloopsrazzrollcryeeklolmadsadexclamationquestionideahmmbegwhewchucklesillyenvyshutmouth
Foto
 
 
 
  Suscribir  
el más nuevo el más antiguo
Notificar de
Juan
Invitado
Juan

Tuve una Drag Star 250 y verdaderamente es un moto fiable. La pega que le veía es la poca velocidad punto y lo pobre en cuanto a aceleraciones. Ahora tengo una Virago 250 y aún siendo el mismo motor, la moto acelera mucho mejor y he llegado a ver con ella los 140 km/h de marcador, ojo, tan solo una vez, porque como bien dice el autor del artículo, no están hechas este tipo de motos para circular rápido sea de la cilindrada que sea, pero eso sí, a 100-110 te hace disfrutar de lo lindo. También es más manejable… Leer más »


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

Alejandro Delgado