Hace dos años llegó al mercado español el Spuma Li, un scooter eléctrico con homologación de ciclomotor, de la mano del fabricante zaragozano Ebroh. Este mes se ha puesto a la venta la versión equivalente a 125 centímetros cúbicos, con más potencia y velocidad punta. La Ebroh Spuma Li 5k se posiciona como alternativa a modelos como Torrot Muvi, con prestaciones medias para lo que es la categoría A1 o de convalidación.
El Ebroh Spuma Li 5K está animado por un motor Bosch sin escobillas integrado en el buje trasero. Con una potencia de 4,7 kW/7 CV es capaz de alcanzar los 80 km/h, una ventaja sustancial respecto a la versión ciclomotor. Además, el motor es capaz de lidiar con pendientes de hasta 15 grados, importante para ciudades con importantes desniveles.
Este modelo es de clara inspiración clásica italiana, con llantas de 12 pulgadas, neumáticos 110/70 y unos trazos del carrozado muy limpios. Tiene algunos guiños a la modernidad, como la iluminación completa a base de ledes que se integra en el diseño sin piezas salientes. Las cotas del Spuma Li 5K han sido pensadas para conductores de talla europea, incluyendo algún que otro talludito, según explica Ebroh.
Mide 1.925 mm de largo y el manillar abarca 690 mm de ancho, si consideramos los espejos la anchura total es de 730 mm

El espacio bajo el asiento con ambas baterías es suficiente para algunos objetos pequeños, documentación, etc.
Para no depender de infraestructura de recarga alguna, este modelo tiene dos baterías de litio extraíbles y transportables mediante asa. Son dos módulos de 70 voltios y 20 amperios hora, cada uno pesa 12,5 kg. La recarga se puede hacer en cualquier enchufe. Cada módulo cuenta con un testigo de capacidad para saber en qué estado se encuentra.
El scooter puede moverse con una de las baterías si la otra está cargando, hace falta más capacidad de almacenamiento o se quiere aligerar un poco el scooter. El proceso de sacar las baterías es sumamente sencillo y puede verse en un vídeo aportado por Ebroh. También es posible cargar el scooter sin sacar las baterías, tiene una toma eléctrica en el piso que se abre con la llave.
Pesa 100 kg con los dos módulos a bordo
Se puede circular con pasajero, el asiento de símil cuero es suficientemente amplio y dispone de estriberas plegables así como asideros traseros. El conductor puede acomodarse en la superficie plana del piso. A la hora de detenerse tiene fácil llegar al suelo, el asiento está a 740 mm de altura. Si se viaja con alguna bolsa o mochila, detrás del escudo cuenta con un gancho para sujetarla.

El diseño clásico no está reñido con la practicidad, la instrumentación no oculta que es una moto moderna y tiene una pantalla LCD monocroma de 4,4 pulgadas. La información que muestra es muy básica: nivel de carga (gráfico y en porcentaje), velocímetro digital, odómetro, “marcha” seleccionada y los testigos elementales. Tiene un mando para controlar la entrega de potencia del motor con tres posiciones en la piña derecha, ese es el “cambio” de marchas; la relación de transmisión es siempre la misma.
Como es habitual en las motos de su gama de precios, la frenada está asistida por el sistema CBS cuando se aprieta la maneta izquierda, frenando la trasera y parcialmente la delantera. Tiene tanto pata de cabra como caballete central.
Ebroh pide por ella 3.790 euros y viene con dos años de garantía para la propia moto y un año para las baterías. La versión ciclomotor (Spuma Li “a secas”) cuesta 1.400 euros menos y tiene una gama de colores más amplia, algo a tener en cuenta si no vamos a sacarla del ámbito urbano. De momento el scooter Spuma Li 5K está disponible en colores blanco y negro, más adelante se podrá adquirir en un llamativo rojo.

Para ser un modelo eléctrico tiene un precio tan razonable que es más fácil descartar la gasolina como opción. Respecto a una monocilíndrica de 125 cc de 9-10 CV este modelo es mucho más económico de mantener -porque apenas tiene mantenimiento-, por no hablar de otras ventajas como un mayor silencio de marcha y una salida desde parado y semáforos más contundente. Además, el coste de recargarla es prácticamente despreciable.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes), las motos siempre me han inspirado mucho respeto, y sin saber cómo, ya me han enganchado.COMENTARIOS