¿Habías oído hablar alguna vez de la Daleim Roadwin 250R? Me apuesto un pincho de tortilla y caña a que no, y seguramente no me equivoque, ya que esta moto pasó sin pena ni gloria por el mercado, al menos en nuestro país. Desconozco si en otros lugares le fueron algo mejor las cosas.
La Daelim Roadwin 250R venía a ser una deportiva de acceso, económica y democrática tanto en precio, ya que se podía comprar por 3.200 euros nueva, como en facilidad de conducción. La idea era ofrecer una moto con ese extra de potencia que siempre le ha faltado a todas la “R” de octavo de litro y cuatro tiempos, intentando acercarse a las míticas 125 2T.
Pese a su mayor cubicaje, esta moto compartía chasis y ciclística con su hermana pequeña, la Daelim Roadwin 125R, la cual sí tuvo algo más de suerte comercial en España. La única mejora residía en un segundo disco de freno para ganar algo de mordiente. El motor doblaba su cilindrada, no así su potencia, que se quedaba en 23,5 CV, quizá algo escasa para tratarse de una mecánica refrigerada por agua y de cuatro válvulas, aunque era una cifra similar a la referencia del segmento, la Honda CBR 250 que… la verdad, tampoco triunfó precisamente.
En cuanto a la parte ciclo, contaba con unos componentes sencillos y económicos para mantener el precio de venta bajo, ya que su principal atractivo era ese: ser un modelo aparente pero muy asequible, así que a nivel prestacional no era nada espectacular. Personalmente, no considero esto como algo malo, ya que en estas cilindradas y potencias es complicado sacarle provecho a unos frenos o suspensiones de la máxima calidad.
Con la Daelim Roadwin 250R podríamos decir también eso de que el hábito no hace al monje, ya que en el fondo era una moto racional, con una posición de conducción bastante relajada, ya que, aunque tenía semimanillares, estos estaban colocados bastante por encima de la tija superior, con lo que el piloto no tenía que cargar mucho peso en las muñecas. Era una utilitaria para el día a día pero vestida para salir de fiesta.
Para ciudad es una moto agradable, ya que en el fondo el peso tampoco es elevado -161 kg-, y el carenado, aunque de grandes dimensiones para ser una moto de cuarto de litro, sigue siendo lo suficientemente manejable como para caber por cualquier sitio. En carreteras de doble sentido es donde más brilla, ya que el carenado ofrece una buena protección aerodinámica y sigue siendo lo suficientemente cómoda de postura y asiento.
Por último, al igual que la gran mayoría de motos de 250, sigue siendo algo insuficiente para circular cómodamente por autovía. La velocidad máxima es de 145 km/h, pero a 120 el motor ya está girando algo forzado. En este aspecto, la Hyosung GT 250 era bastante más solvente gracias a su mecánica bicilíndrica.
El problema de estas motos, la Roadwin y la CBR 250, es que con 24 caballos se quedaban en la ya conocida “tierra de nadie”, cerquita de las 125 que pueden llevar los convalidados, pero muy lejos de los 48 CV que te dejan conducir con el A2 recién sacado. Eran motos diseñadas a la medida de la antigua limitación a 34 CV, y cuando esta desapareció dejaron de tener sentido. Solo hay que abrir el navegador y buscar cuántas motos de 250 cc se venden en la actualidad.
En cualquier caso su motor, al igual que el propulsor de su hermana de 125, estaba 100 % desarrollado por Daelim y, sin tampoco ser un referente, funcionaba bien, con una fiabilidad que cuando se presentó era una duda, pero que con los años ha ido quedando acreditada. Además, estas mecánicas sirvieron para dejar atrás esa época en la que Daelim cogía diseños viejos y archiprobados de fabricantes japoneses de toda la vida para montarlos en sus motos y empezar a desarrollar tecnología propia.
El caso es que hace unos pocos años, en 2016, Daelim abandonó su idea de fabricar motocicletas convencionales y estos propulsores quedaron sin continuidad. Hoy en día la marca está muy enfocada en la fabricación y venta de scooters, que es el segmento que más unidades mueve hoy en día, dejando lo de vender motos de marchas para el resto de fabricantes, a excepción de un par de modelos custom, las Daystar, que llevan vendiéndose sin apenas cambios desde hace “siglos”.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Si la conocía, esa caña!!, jajaja, también sacaron con este propulsor la Daystar 250 c.c, que pensé que sería un éxito, porque no he escuchado a usuarios de la exitosa 125cc decir, “en dos y medio cuando me saque el carnet sería ideal”, pero al fina como bien dices se quedaron algo cortas de potencia.
Ojo que esta va refrigerada por agua, y me suena que la Daystar es de aire. No estoy muy seguro de que sea el mismo motor
Ostras es verdad, gracias por el apunte!!, por cierto mi primera moto fue una 250 c.c., una Hyosung Comet 250, en el ya muy lejano 2005, 18 añitos, único vehículo y el primer año la hice 27.000 km, ojalá algún día pueda volver a esas cifras, ahora por tiempo y obligaciones es imposible.
Ay, la Comet. Menudos disgustos me dió esa moto con el carné recien sacado, ya que un par de amigos míos la tenían y en recta yo no podía ni olerles con mi Honda CBF 250 y sus 20 miserables caballos.
A los compañeros les dieron algún que otro fallito ya no recuerdo de si carburación o de bomba de gaolina (no recuerdo si eran inyectadas o no las suyas) pero cuando les funcionaban bien… menudo par de bestias pardas para ser de solo 250. El bicilíndrico aquel arreaba un montón.