A principios de los 90, la marca francesa Peugeot tenía el difícil papel de buscar sustituto para su familia SC (del Peugeot SC 80 os hablamos hace tiempo). Las ventas de este modelo fueron tremendas, al igual que los de la familia ST, pero la competencia venía apretando fuerte. Era el momento de renovarse o morir, y por ello decidieron darle una vuelta de tuerca al diseño: actualizarlo, mejorar los componentes usados y ampliar el equipamiento de serie. Nacía así el Peugeot SV 125, un clásico de nuestras ciudades durante muchos años.
No era nada extraño ver cómo las calles se plagaban, desde que fue lanzada en 1992, de versiones del Peugeot SV. El más interesante era el SV 125 (sobre todo en Francia, donde se pudo llevar con el B desde 1997), y que se alzaba como el más potente de una familia compuesta además por versiones de 50, 80, 100 (dos tiempos) y una tardía de 250 cc (cuatro tiempos) con motor Honda. Su vida comercial terminó en 2004, tras 12 años en el candelero.
Ahondando en el modelo que nos ocupa, el SV 125, quedaba claro el aire de familia francés (y el estilo noventero, explotado también por las marcas japonesas). El chasis monotubo era una evolución del usado en la familia SC, al que iba anclado el propulsor de dos tiempos y 124,5 cc (55×52,4 mm). La potencia máxima era de 8,5 CV a 7.000 vueltas, suficiente para mover con mucha soltura un vehículo que, en vacío, solamente pesaba 94 kg. Hay que tener en cuenta que, como el SC, desnuda podría verse que el desarrollo había sido compartido (o usada como base) con el Honda Yupi.
Os podéis imaginar lo terriblemente ágil que es este scooter, si al bajo peso le añadimos unas llantas de solamente 10″ de diámetro (hoy en completo desuso), con estrechos neumáticos de 100/90. A alta velocidad, hay que reconocer que la agilidad se convertía en nerviosismo, y el pilotaje empezaba a ser digamos que “interesante”. Esta versión estuvo a la venta del 91 al 94, para luego dar paso a la SV 125 L (95-98), cuyo motor había sido afinado y daba 9,5 CV. En este caso la velocidad punta era de 110 km/h, sin aumento apreciable en el peso.
Una de las mejoras fue incluir un freno delantero de disco de 190 mm, el freno de tambor se dejó exclusivamente para el ciclomotor. Iba mordido por una pinza de un pistón anclada a una horquilla de bieletas con dispositivo antihundimiento mecánico. Detrás iba una tradicional suspensión oscilante con motor basculante y un freno de tambor (110 mm). No se necesitaba mucho más. El depósito, que podía albergar casi 9 litros, iba situado en la plataforma.
A nivel de equipamiento, el Peugeot SV 125 venía muy completo: estárter automático, hueco para el caso bajo el asiento, guantera delantera, instrumentación con indicador de aceite (engrase separado), nivel de combustible, testigo de reserva, arranque eléctrico, cuentakilómetros parcial, reloj digital, etc. Poco más se le podía pedir a un scooter que, de nuevo, se vendió como churros tanto por su precio de venta como por su extremada fiabilidad.
Uno de los clientes favoritos eran los oficinistas trajeteados y encorbatados, y también por las oficinistas, que veían en este scooter una forma rápida y cómoda de llegar a las reuniones o al trabajo sin tener que pelearse con los detestables atascos en hora punta. Aunque el modelo de 125 cc desaparece en 1998, fue la versión de 250 cc la que estuvo a la venta hasta 2002.
Y en cierta medida, este SV fue uno de los pilares de los maxiscooters de más de 125 cc. Pero eso será, posiblemente, otro capítulo. Terminó siendo sustituido por el Peugeot Elyseo, un modelo con una orientación completamente diferente.
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Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS