La Suzuki GSX-S 750 es una naked de media cilindrada muy interesante para todos aquellos que quieran una moto grande, pero asequible, y que sirva un poco para todo. El modelo vio la luz hace un par de años, cuando los de Hamamatsu le dieron un lavado de cara al modelo anterior, la Suzuki GSR 750, haciendo un producto más atractivo y en general mejorando su faceta pasional, que era el pie del que cojeaba la vieja GSR.
La clave de este modelo es todo lo que te llevas a cambio de los 8.700 euros que Suzuki pide por ella. Lo primero y más apetecible es ese motor tetracilíndrico de 750 cc y 114 CV de potencia. Esta mecánica tiene sus orígenes en el motor de la Suzuki GSX-R 750 del año 2005, pero ha sido convenientemente modificado y actualizado para este nuevo uso más polivalente y menos radical.
Estamos ante una mecánica dulce y de girar redondo, pero que además está bastante llena en bajos y aporta ese extra de par del carecen las puntiagudas tetras de 600. También es un propulsor bastante parco en consumo, ya que las medias rondan los 5,2 l/100 km, y eso que los japoneses han acortado los desarrollos del cambio respecto a su predecesora en busca de un mayor brío.
Aparte de potencia, también estás comprando una parte ciclo de calidad contrastada. En el tren delantero tenemos el plato fuerte, con una horquilla invertida de 41 mm que permite regulación en precarga y una pareja de frenos de anclaje radial con pinzas de cuatro pistones.
Atrás monta un monoamortiguador central y quizá la nota gris la pone el chasis, ya que emplea un esquema de doble viga (bien), pero está construido en acero (mal). De hecho, es el mismo bastidor que utilizaba la GSR 750. Al final te estás llevando mucha moto por poco dinero, así que en algún sitio había que recortar gastos.
En cuanto a rivales, este modelo ataca directamente a la Kawasaki Z 900, la reina del segmento. Personalmente, pienso que la Suzuki tiene algunas armas interesantes en esta dura pugna por el liderato en ventas, como por ejemplo esa pareja de frenos radiales.
La potencia es muy similar en ambos modelos: 114 CV de la Suzuki por 125 CV que eroga la Kawa. En parte esos 150 cc extra del modelo de Akashi se hacen notar. Y en cuanto a peso, las cosas también van muy parejas, ya que la Suzuki da en la báscula 213 kg lista para rodar mientras que la Z se conforma con 210 kg. En líneas generales decidirte por una u otra tendrá que ver más con la estética y personalidad que más case contigo. Eso, o quizá también los 600 euros de diferencia que hay a favor de la Suzuki.
Huelga decir que Honda se ha apuntado recientemente a la contienda con la nueva CB 650 R Neo Sports Café, que aporta una estética totalmente diferente pero se conforma con unos modestos 95 CV, ideal para los poseedores del carné A2. Aunque bien es verdad que desde hace unas semanas los de Hamamatsu también ofrecen una versión de la Suzuki GSX-S 750 limitada a 95 CV a la medida del A2.
En cuanto a la polivalencia de esta moto, estamos ante una propuesta neutra que puede tocar diversos palos sin brillar especialmente en ninguno. Como moto de diario y de rutina puede funcionar, ya que no es especialmente pesada o aparatosa para moverse por ciudad, y sus costes son razonablemente contenidos teniendo en cuenta que estamos hablando de una moto grande y que pasa de los 100 caballos.
En su faceta lúdica y recreativa también es una moto que invita a salir de ruta los fines de semana a coger unas curvas. El motor tiene potencia de sobra para ello y con los nuevos ajustes en la parte de ciclo buscando un carácter más dinámico… la diversión está asegurada.
Por último, también es una moto con la que te puedes plantear hacer algunos viajes de media o larga distancia. Bien es verdad que la protección aerodinámica brilla por su ausencia, pero el manillar elevado y su consumo ajustado hacen que puedas usarla en este ámbito si asumes algunas concesiones con el tema del confort.
Donde la Suzuki GSX-S 750 es una catástrofe es a la hora de llevar pasajero. Hace unos años las naked eran motos eminentemente prácticas y que no tenían problema en acomodar a dos personas en su grupa, pero de una época hacia aquí a los diseñadores les ha dado por crear colines imposibles, estrechos y elevados al estilo de las R, nada bueno para el que se tenga que montar contigo.
Quizá lo único que le puedo reprochar a este modelo es que le falta algo… indeterminado. No sé decir qué es, pero no me acaba de enamorar. Estéticamente está bien resuelta, pero no es un diseño que te atrape. También le falta algo de carga tecnológica, ya que echa de menos el empleo de tecnología LED en la iluminación o una instrumentación con pantalla a color que ya empiezan a equipar algunas rivales.
En este aspecto los japoneses han preferido presentar un producto sencillo en lo estético y lo superfluo, centrándose en ofrecer una ciclística y una mecánica de calidad sobresaliente a un precio verdaderamente ajustado. Y para conseguirlo han tenido que sacrificar estos extras y detalles.
En líneas generales, y para concluir, estamos ante una moto de gran cilindrada pero racional, dos conceptos que normalmente no suelen encajar muy bien. Me parece un producto bueno que cumple con nota en todos los ámbitos, básicamente como su principal rival, la Kawasaki Z 900, que por tradición y renombre seguramente lo tenga más fácil en su aventura comercial.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS