La Brough Superior SS 100 es el modelo más mítico de una de las marcas de motocicletas más icónicas de toda la historia. Esta moto fue el no va más de la ingeniería aplicada al mundo de las dos ruedas cuando se presentó en 1924, ya que anunciaba una velocidad máxima superior a 161 km/h (100 mph), de ahí su nombre: SuperSport 100.
Brough Superior fue una marca de motocicletas creada en 1919 por George Brough. Su padre, William Edward Brough, era un empresario que se dedicaba a la fabricación de motos y esperaba que su hijo (George) y su hermano, continuasen con el negocio familiar.
Sin embargo, George Brough era un apasionado de la velocidad y quería construir motocicletas deportivas que fueran lo más rápidas posible, una idea que su padre nunca vio con buenos ojos, puesto que prefería fabricar motos prácticas y utilitarias pensando en llegar a la mayor cantidad de compradores posibles. No solo eso, George Brough quería hacer motocicletas lujosas.
Viendo que sus sueños no tenían cabida en la empresa familiar, George Brough fundó su propia compañía, y para distinguirla de la de su padre, la puso el apellido Superior, como diciendo: “estas son las Brough buenas”. Imagino que aquello no le haría muy gracia a su progenitor. Os hemos hablado de dos Brough Superior de cuatro cilindros de la década de los 30, la Austin Four/BS4 con motor en línea y la Golden Dream con motor en H.
Pero volvamos atrás. Pasaron solo cinco años desde que se fundó la compañía hasta que la Brough Superior presentó su pieza maestra, la SS 100, la motocicleta de las 100 millas por hora. El modelo se estuvo vendiendo de forma continuada hasta comienzos de la década de los 40, cuando la fábrica tuvo que contribuir al esfuerzo bélico fabricando motores Rolls-Royce Merlín para aviación.
Durante estos 26 años de historia el modelo fe evolucionando y adaptando nuevas mejoras que llegaban como consecuencia del desarrollo tecnológico fruto del paso del tiempo. Además se dice que no había dos Brough Superior SS 100 iguales, ya que se fabricaban a mano y se construían personalizadas para el cliente que fuera a conducirla, cambiando algunos parámetros como el manillar o la ergonomía de diferentes piezas.
Inicialmente la Brough Superior SS 100 estaba animada por un motor KTOR JAP de doble cámara fabricado por la empresa J. A. Prestwich. Brough Superior nunca fabricó motores, y siempre se los compraban a terceras compañías, algo que era habitual en aquellos primeros años del siglo XX. El mismo propulsor se usó en la Brough Superior 11.50.
El motor KTOR JAP era un bicilíndrico con válvulas laterales, no con válvulas en cabeza (arriba) como los conocemos hoy en día. Aun así era capaz de generar unos formidables 50 CV de potencia para la época. Con el paso de los años irían llegando evoluciones como la inclusión de la suspensión trasera en 1928, hasta la fecha la única suspensión con la que contaba eran los muelles que sujetaban el asiento.
En 1929 se mejoró la caja de cambios. Seguía siendo de tres velocidades, pero tenía una última velocidad más larga, con la que se podían alcanzar mayores velocidades. Como nota curiosa, el selector del cambio estaba en el lateral derecho del depósito y se accionaba con la mano. Era un detalle habitual en la época. El doble faro de algunas unidades era un elemento opcional de equipamiento, así como las maletas laterales.
El no va más de este modelo fue la Brough Superior SS 100 Alpine Grand Sport, que gracias a un motor QAP con válvulas en cabeza conseguía la increíble cifra de 75 CV de potencia. Estamos hablando de un bicilíndrico de litro refrigerado por aire en 1929.
Para que os hagáis una idea en la actualidad algunos coches se venden con mecánicas de similar cubicaje, refrigeradas por agua y con más cilindros que siguen en esas cifras de potencia específica por cilindrada. La Alpine Grand Sport costaba 180 libras, es decir, como más de 11.500 de las actuales, al cambio más de 12.600 euros.
Cuenta la leyenda que el probador de la marca, la persona que se encargaba de testear cada unidad antes de entregársela a los clientes para ver si era capaz de alcanzar los 161 km/h (y también que el resto de elementos de la moto funcionasen correctamente), que un día volviendo de hacer una prueba a una unidad se bajó de la moto y dijo “es la Rolls-Royce de las Motocicletas”.
No había dos Brough Superior SS 100 iguales
La historia sigue con unos ejecutivos de Rolls-Royce algo molestos porque alguien usase su nombre así tan a la ligera, y decidieron visitar la fábrica de Brough Superior a ver si aquello era para tanto. George Brough se enteró de la inminente visita de la delegación de Rolls-Royce y ordenó a sus empleados que se vistieran todos con batas blancas y guantes.
La gente de Rolls-Royce se quedó tan impresionada al ver la factoría de Brough y la finura y sutileza de todos los trabajadores ensamblando las motos con guantes, que desde entonces les dieron “permiso” para poder seguir utilizando el eslogan de “la Rolls-Royce de las Motocicletas”. O al menos, eso cuentan algunas crónicas.
Lo que sí está 100 % documentado es que Thomas Edward Lawrence, más conocido como Lawrence de Arabia, murió tras un accidente sufrido con una Brough Superior SS 100, en una época en la que las carreteras, y también suspensiones, neumáticos, chasis y frenos, por mucho que fueran los mejores de la época, no estaban preparados para digerir tantísima velocidad, por no decir que en aquellos años, el casco en motociclismo todavía no lo usaba nadie.
Hoy en día las pocas que quedan son auténticas piezas de museo que alguna vez se dejan ver en subastas donde las pujas llegan con facilidad a las seis cifras. Desde luego un modelo carismático e icónico de la historia del motociclismo. De hecho, la resucitada Brough Superior tiene un modelo con el mismo nombre, la SS 100 Anniversary, al módico precio de 65.000 euros.
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS