La Honda Super Cub 125 C es una moto especial. No todos los días se habla del modelo más vendido de la historia del motociclismo. Esta versión es un remake del modelo original de 1958 que se ha presentado hace un par de años para conmemorar el hito de los 100 millones de unidades vendidas de los diferentes modelos de la Honda Cub y Super Cub a lo largo de la historia. Y para celebrarlo los japoneses han tirado la casa por la ventana, traicionando un poquito -eso sí- la filosofía original del modelo.
Digo esto, porque la Honda Cub original y todos los modelos que han venido después derivados de esta, como la Honda Innova, la Honda Wave, la Honda CT 90 y un sinfín de variaciones más basadas en el mismo concepto, tenían como objetivo poner en movimiento a la gente, a las sociedades. Ese ha sido un poco el cometido originario de la moto a lo largo de su historia, especialmente en los albores de la automoción y después en los países en vías de desarrollo.
Las motos servían originariamente para transportar personas y mercancía en todos aquellos momentos temporales y lugares geográficos en los que la sociedad no tenía recursos para formas de transporte más elaboradas como coches, furgonetas o camiones. Las motos son la mínima expresión de la automoción. Por debajo de eso ya solo nos queda la bicicleta, y si ni siquiera hay recursos para tener una bici, el último recurso que nos queda es usar las piernas para caminar y nuestra espalda para llevar carga.
Como digo, la Cub era eso: mover a la gente con los mínimos recursos posibles. Era la versión japonesa del Vespino, aunque con una ingeniería a años luz de este, y un concepto de automóvil que ha triunfado a lo largo y ancho del globo y que ha sido copiado por un montón de marcas. Ahora bien, la Honda Super Cub 125 C tiene esa idea en sus genes, pero se ha vestido con un manto de ostentación detallismo y pijerío “innecesario” que le restan parte de su autenticidad.
A fin de cuentas para esta edición conmemorativa Honda ha querido hacer un modelo Premium, un modelo de esos que cuidan con especial mimo y cariño, y que son dignos de llevar el logotipo redondo de la marca, ese que se reserva solo para los modelos más especiales.
A nivel técnico monta el sempiterno y archiconocido motor monocilíndrico refrigerado por aire y con el pistón colocado horizontalmente. En esta versión cubica 125 cm3 y es capaz de erogar 9,5 CV a 7.500 vueltas. Una potencia nada desdeñable teniendo en cuenta la larga carrera del motor, su distribución OHC de dos válvulas y una compresión no muy alta.
El elemento más llamativo de estas motos siempre ha sido el cambio semiautomático de cuatro velocidades. Apretando con la puntera del pie subes marchas, mientras que si das en el selector con el talón las bajas. Además, se puede pasar de cuarta a punto muerto si la moto está parada, lo cual es muy útil al llegar a los semáforos.
Otra cosa muy útil es la ausencia de la maneta de embrague, ya que este se actúa con el propio pedal del selector de marchas. Así nos queda la mano izquierda libre para rascarnos la nariz u otras cosas. De hecho, en el tercer mundo esta funcionalidad es clave para poder ir hablando por el móvil mientras conducen, o llevar al hijo recién nacido en la moto agarrándolo con el brazo izquierdo.
Aunque, a decir verdad, dudo que veamos muchas de estas circulando por países en vías de desarrollo, por los motivos que exponía más arriba. En España se venden por 3.650 euros, demasiado si tenemos en cuenta que la Honda Wave 110i nueva se podía comprar hace unos años de concesionario por 1.800, aproximadamente. Esa sí era la auténtica movilidad democrática y universal.
En cualquier caso, el precio no ha sido fruto del capricho de ningún directivo de Honda trasnochado. La moto lleva un equipamiento y tiene unas calidades que justifican esa cifra. Cuenta con arranque sin llave, alarma, ABS delantero e iluminación full LED. Pero no es solo la lista de gadgets. Si te pones enfrente de la moto y empiezas a mirar los detalles de cerca y a manosear sus piezas te vas a dar cuenta de que todo está hecho con un mimo especial. Los cromados, la pintura, el tapizado del asiento… todo está hecho con sumo cuidado y materiales de primera.
A la hora de la conducción, se parece más a una motocicleta al uso convencional de marchas que a un scooter, y esa es parte de su gracia. Si no te gustan los variadores pero quieres un vehículo práctico en ciudad, aquí tienes un buen filón. A la hora de salir a carretera también se comporta con dignidad, dentro de las posibilidades de su mecánica. Las ruedas de 17 pulgadas le dan mucha estabilidad al conjunto, mientras que la trasmisión vuelve a dar mejor feeling que el clásico variador.
En cuanto a velocidad punta, estamos hablando de unos 110 km/h, aproximadamente, pero si queréis que os dure la moto, lo suyo es ir a 80-90 km/h. A estos ritmos podéis ir con ella hasta el fin del mundo.
Y entonces bien, ¿para quién está dirigida esta moto? ¿En qué destaca? Pues si os soy sincero no lo tengo muy claro. A primera vista, por su exquisita calidad de fabricación y sus formas directamente traídas de la década de los 50, es una moto que llama mucho la atención, entra dentro de esa corriente retro que está ahora tan de moda. Si vas por la calle con ella, te van a mirar.
Como moto urbana no va nada mal, y además es una campeona del ahorro con consumos inferiores a los 2 litros. El problema aquí es que las scooters al uso son más prácticas al contar con cofre debajo del asiento, suelo plano y homologación para dos plazas.
Y es que en la Honda Super Cub 125 C solo hay un asiento, como podéis ver en las fotos. Sé que en otros países está disponible como opción un kit para hacerla biplaza, colocando un asiento más en la zaga y los respectivos reposapiés, pero me parece que Honda España no lo ofrece en nuestro país.
Así que es menos práctica que una scooter pero es más cantosa y desde luego exclusiva. Si te compras una vas a ir en una moto nada vista por la calle. Eso entronca con la segunda posibilidad que le veo yo a esta moto: como modelo de coleccionismo. Es una moto que por su calidad de fabricación, por lo poco que va a venderse, y por lo que representa (el hito de los 100 millones de unidades) creo que puede tener tirón en este ámbito.
En cualquier caso, aún estáis a tiempo porque todavía pueden comprarse en los concesionarios, imagino que hasta que en Honda se aburran de tenerla en el catálogo sin vender siquiera solo una. De hecho, si os metéis en Milanuncios hay unidades a estrenar de km 0 a precios bastante inferiores al de tarifa. Yo ya me he puesto “nervioso” mirando algunos anuncios, ya que me encantan este tipo de motos. Y a ti, ¿también te toca la fibra sensible?
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Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.COMENTARIOS