Hubo una época en la que los pequeños talleres artesanos sobrevivían a base de mejorar las motos que había en el mercado. Firmas como Matchless, Métisse, Spondon, Harris o Rickman se hicieron un hueco en la industria británica, mientras que al otro lado del Canal de La Mancha los franceses también tenían su propia industria. Quizás el más conocido sea Godier Genoud, la cual fabricó aquellas espectaculares preparaciones para las carreras de resistencia. En Italia, la propia Bimota o Ghezzi Brian también hacían sus propias joyas. Pero en Francia otro taller también brilló con luz propia: Moto Martin.

De hecho a Moto Martin se la conoce, popularmente, como la Bimota francesa. Y esto era porque al igual que la compañía italiana, tomaba prestado motores japoneses alrededor de los cual creaba un chasis y montaba los mejores componentes que había en el mercado. Todo ello rematado con carrocerías únicas y extremadamente hermosas.

La historia de Moto Martin ser remonta a los años 60, cuando su fundador, George Martin, estaba trabajando en una empresa como diseñador industrial. Como apasionado de las dos ruedas, todo el tiempo del que disponía lo invertía en aprender todo lo posible sobre el diseño y fabricación de chasis. A finales de los 60 y principios de los 70 era un asiduo en el paddock de las carreras.

Moto Martin M16 1135 EFE – Legend Motors

Aquella era otra época y se podía conversar con los ingenieros y los mecánicos en los propios circuitos. Así fue como fue aprendiendo más y más, tomando apuntes, obteniendo ideas y sobre todo inspiración para lo que posteriormente serían sus propios diseños.

Los primeros proyectos fueron, como en innumerables ocasiones, carne del garaje de casa. Pero a principios de 1971 decidió crear su propia empresa, Moto Martin. El primer modelo sobre el que trabajó fue en la Honda CB 750, creando piezas y accesorios para mejorar su rendimiento. Un año después, la empresa se traslada a unas instalaciones más grandes en Les Sables d’Olonnes, donde Martin fabricó su primer chasis que mostró en un show que se celebraba en La Bastilla.

Se trataba de un chasis de viga inspirado en los fabricados por Fritz Egli (otro día hablaremos de él) al cual se anclaba el motor de la CB 750. Con este chasis, Martin rebajaba el peso de la moto en nada menos que 40 kg, una tónica que se mantendría en todas las motos fabricadas por Moto Martin.

Moto Martin M16 1135 EFE – Legend Motors

Durante los siguientes 10 años, fue mejorando poco a poco el chasis hasta llegar a uno que era capaz de albergar cualquier motor japonés: podías montar el de una Kawasaki Z 900, el de una Honda CBX 1000 o incluso en de una Suzuki GSX 1135 EFE. También llegó a producir chasis para los motores bicilíndricos y tricilíndricos de Laverda.

La empresa llegó a tener casi 40 empleados, que fabricaban multitud de piezas y kits. Estos se vendían ya ensamblados o para montar por los propios clientes. Ofrecían además asientos, depósitos de combustibles, llantas, carrocerías, estriberas, manillares y semimanillares, etc. También trabajaba directamente con empresas italianas como Brembo o Marzocchi, instalando estos componentes en sus motocicletas.

Desde 1972 y hasta 1986, Moto Martin produjo más de 5.800 kits para mejorar las motos japonesas. Pero un par de años antes, Suzuki rompió las reglas del juego al presentar la Suzuki GSX-R 750. Era una deportiva de pura raza, con un chasis a la altura y unos componentes de primer nivel. Y una vez que Suzuki abrió la veda, el resto de fabricantes japoneses siguieron el mismo camino, con lo que la fábrica francesa se vio obligada a cesar la producción.

Moto Martin M16 1135 EFE – Legend Motors

Moto Martin se reconvirtió y aprovechando todo el know how adquirido durante tantos años fabricando chasis tubulares, comenzó a crear réplicas de los conocidos Lotus Seven.

Cuando a la empresa no le quedaban ya muchos meses de vida, presentó lo que hoy podríamos denominar su mejor trabajo. Fue el homenaje a 15 años de trabajo a la vanguardia y responde al nombre de Moto Martin M16 1135 EFE. Sobre el conocido chasis pulido del fabricantes francés se instalaba un motor de Suzuki GSX 1100 EF que, en origen, desarrollaba 114 CV aunque en el caso de este modelo, su cilindrada se subía hasta los 1.135 cc.

La carrocería también estaba fabricada por Moto Martin, mientras que el tanque de combustible era de aluminio, buscando así el obsesivo objetivo de mantener el peso lo más contenido posible. Frenos Brembo y una decoración que en este caso fue elegida por Legend Motors, la tienda que se encargó de restaurar una de estas motocicletas dignas de colección.

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