Moto del día: MV Agusta 600

Moto del día: MV Agusta 600

Envuelta en ciertas dudas por parte de la empresa, su salida al mercado fue tan titubeante como su propio diseño


Tiempo de lectura: 4 min.

Analizando el comportamiento de las marcas, es lógico pensar cómo éstas cuidan de forma minuciosa todos y cada uno de sus lanzamientos. No sólo ahora, sino incluso hace décadas. Y es que, más allá del diseño o la mecánica, el motociclismo no deja de ser un negocio donde la rentabilidad marca la pauta de lo posible. Así las cosas, llama la atención cómo una empresa con tanto prestigio y proyección en los segmentos más prestacionales pudo lanzar al mercado la MV Agusta 600 en 1967. De hecho, aunque pueda parecer llamativo se mantuvo en producción hasta 1973 a pesar de vender sólo 127 unidades. No tanto por la exclusividad, sino por la decepción creada entre los potenciales compradores.

Pero vayamos por partes. Para empezar, lo primero a tener en cuenta es cómo MV Agusta enfocaba su participación en las carreras. Obviamente de una forma tan profesional como exitosa, pero también cargada de celo hacia quién usaba sus máquinas en los circuitos. Así las cosas, uno de los rasgos más marcados en el departamento de competición liderado por Arturo Magni fue el de hacer que sus motocicletas sólo fueran pilotadas por miembros del equipo oficial enfocado a competir en las diferentes cilindradas del Mundial de Motociclismo.

De esta manera, MV Agusta se distanciaba bastante de lo interpretado por marcas como Yamaha, la cual solía patrocinar el uso de sus máquinas por parte de multitud de corsarios privados. Todo ello mediante un apoyo tácito a éstos a través de su red de concesionarios en Europa. Un contraste que, en términos automovilísticos, se asemeja bastante al contrate producido entre la férrea gestión de la Scuderia Ferrari y la facilidad de Porsche para delegar y colaborar con escuderías particulares. No obstante, lo cierto es que el mercado demandaba una motocicleta de serie a la mayor imagen y semejanza posible con las presentadas por MV Agusta en el Mundial.

MV Agusta hizo una apuesta decidida a finales de los sesenta por dedicarse de forma exclusiva al Mundial y los segmentos más prestacionales, siendo además muy celosa sobre quién usaba sus máquinas en los circuitos

MV Agusta 600, producto de ciertas dudas

Para la dirección de MV Agusta lanzar en serie una máquina de competición homologada para las calles era todo un problema. Al fin y al cabo, ésto resultaba bastante similar a la producción de una carreras-cliente, lo cual pondría sobre las pistas más MV Agusta que las del equipo oficial. Algo poco deseado por la égida de Domenico Agusta. No obstante, la viabilidad del equipo coordinado por Magni tenía como base necesaria la rentabilidad en los concesionarios.

Más aún cuando, a finales de los años sesenta, MV Agusta hizo una apuesta decidida por el segmento más prestacional, abandonando las cilindradas escuetas y las monturas pensadas para el día a día. Así las cosas, la MV Agusta 600 salió para satisfacer a quienes querían sentir sensaciones similares a las experimentadas por los pilotos del Mundial. Pero, al tiempo, salió de mala gana. Sin demasiado convencimiento por parte de la fábrica y, además, en un contexto donde el mercado estadounidense cada vez estaba más copado por las eficaces y seductoras superbikes con firma nipona.

Con todo ello, la MV Agusta 600 no era precisamente una motocicleta del Mundial puesta en las calles. Para nada. Su motor era un poderoso tetracilíndrico con 592 centímetros cúbicos y 52 CV a 8.000 revoluciones alimentados por cuatro carburadores Dell’Orto. Sí. Pero al tiempo era una montura pesada, en desventaja a la competencia debido a su transmisión por cardán y un bastidor poco estudiado que con su gran tamaño ponía el peso total en más de 220 kilos.

mv agusta 600 (1)

Lejos de ofrecer esa anhelada carreras-cliente, la casa italiana lanzó este modelo turismo que, al tiempo, fue incapaz de dar la talla ante los mucho más competitivos diseños japoneses que empezaban a llegar al mundo de las superbikes

Además, los frenos de disco – posteriormente sustituidos por unos de tambor dobles – no eran especialmente eficaces si hacemos caso no a las exigencias actuales, sino a las propias pruebas realizadas en la época. Asimismo, el inmenso faro delantero – excesivamente dominante en la estética general de la MV Agusta 600 – daba la última pista sobre la verdadera intención de esta motocicleta: ser un modelo turismo. Y es que, a pesar de saber lo rentable que podría ser lanzar una máquina a imagen y semejanza de lo puesto por la marca en los circuitos, Domenico Agusta se encargó de poner las cosas difíciles a los posibles corsarios privados aún a costa de su propio bolsillo. Eso sí, en 1970 se lanzó la 750S. Un diseño con el cual la marca venía a enmendar el sinsabor interpretado por la 600. No obstante, esto se hizo a un precio muy superior al de los productos equiparables en las gamas de Honda o Kawasaki. Así las cosas, MV Agusta fue convirtiéndose en una empresa de nicho, sólo apta para puristas adinerados. Algo que, a los pocos años, propició su cierre empresarial.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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