Terminamos nuestra pequeña trilogía sobre el pasado de los scooter con el modelo que, de forma unánime, ha sido considerado como el primero de todos. Nacido en Gran Bretaña al amparo de una empresa aeronáutica que buscaba cómo sobrevivir tras el fin de la Primera Guerra Mundial, pero que debido a su alto precio se cree que no se fabricaron más de 100 unidades. A veces, ser un pionero supone ser también un incomprendido, y si no que se lo digan al Unibus.
The Gloucestershire Aircraft Company Limited fue quien, en 1920, lanzó al mercado este curioso vehículo que fue publicitado como “el coche de dos ruedas”. Después del dudoso éxito del Auto-Fauteuil y del Skootamota, alguien debería haberles chivado que seguía sin ser el momento oportuno. Pero su diseñador, Harold Boultbee, de nuevo un ingeniero que le daba tanto a vehículos terrestres como aéreos, no lo creyó así. E hizo un trabajo impresionante, con un diseño muy avanzado para esa época.
Seguramente partió de la idea de que si cogía aquellos primeros scooter y le añadía una carrocería que protegiese al conductor y la mecánica, el resultado sería un vehículo que se podría conducir de forma cómoda y limpia. Con carreteras en las que el asfalto era un lujo, no debía ser cómodo manejar una moto durante un día lluvioso, e intentar llegar a casa con barro hasta las orejas. Y lo cierto es que consiguió lo que se proponía.
Se construyó un chasis de acero prensado que albergaba el motor en la parte delantera, justo tras la rueda frontal. El conjunto se carenó completamente, con un diseño realizado en aluminio y de formas muy limpias, casi simétricas. Si no llega a ser por el manillar, no sabrías cuál es la parte delantera y cuál la trasera.
El motor era un monocilíndrico de dos tiempos y 269 cc (70×70 mm), que ofrecía unos 2,5 CV de potencia. La refrigeración era por aire y la lubricación por goteo. Asociado a él iba una caja de cambios de dos velocidades, con una transmisión a la rueda trasera a través de un tornillo sin fin. La suspensión en ambos trenes se confiaba a un sistema de ballestas, con freno de tambor en la rueda trasera.
Se arrancaba a través de la manivela ubicada en el contraescudo, y que mediante un sistema de rueda libre iba conectado al motor por una cadena. Ambas ruedas eran de 16″.
Al ser mostrado por primera vez, el Unibus causó una gran expectación entre la prensa especializada:
“Desde cualquier punto de vista que se considere el Unibus, es un trabajo ingenioso de principio a fin. El diseño marca una nueva era en la marcha del progreso del vehículo de dos ruedas.” Motorcycling Magazine, 28 de junio de 1920
Cuando salió a la venta costaba la friolera de 95 guineas, que son aproximadamente 95 libras. En aquella época, era más o menos el salario de todo un año para un trabajador medio. Como os podréis imaginar, no tuvo demasiado éxito. Solo las clases más pudientes podrían permitirse uno. Esto hizo que en los dos años que estuvo a la venta, solo se fabricaran algo más de 100 unidades. Y aun con ese precio, The Gloucestershire Aircraft Company Limited perdía dinero con cada Unibus vendido.
Los años hicieron que las poca unidades fueran desapareciendo aunque, por suerte, el entusiasta de las motocicletas Mike Webster de Romney adquirió lo que se cree que es uno de los tres Unibuses que existen. Ha restaurado completamente el curioso vehículo para que esté en condiciones de circular. En 2014 realizó el viaje al nuevo Museo Jet Age, en el aeropuerto de Gloucestershire, donde se puede ver en una vitrina. Como curiosidad, hizo el viaje vestido igual que la publicidad de la época. E incluso el bombín puede ser visto sobre el asiento de este curioso Unibus devuelto a sus días de gloria.
En el enlace que os dejamos a continuación, tenéis recopilada un buen número de fotos sobre el scooter Unibus.
Fotos: James Rendell
Ender
Japan Rules!!COMENTARIOS