Moto del día: The 47 Rōnin

Moto del día: The 47 Rōnin

La historia de las Buell que juraron vengarse de Harley-Davidson


Tiempo de lectura: 7 min.

A principios del año 1700, en el Japón feudal, el shōgun Tokugawa Tsunayosh (comandante del ejército elegido por el Emperador) seleccionó a Asano Naganori para convertirse en daimyō (gran terrateniente o señor feudal). Pero dado que su conocimiento de los protocolos de palacio eran más bien escasos, seleccionaron a Kira Yoshinaka (un maestro de protocolo que por aquel entonces ostentaba el mayor rango) para que poco a poco le fuese instruyendo en todo lo que pudiese necesitar.

Sin embargo las personalidades de Kira y Asano chocaron desde el primer momento. Las disputas fueron en aumento hasta que Kira exigió a Asano dinero por sus enseñanzas, a lo que se negó rotundamente dado que era un trabajo que le habían encomendado desde palacio y era su deber. Esta negación hizo que Kira se vengase humillando siempre que podía a Asano hasta que un día, cansado de ser avergonzado, desenvainó su katana con la que hirió a Kira.

El uso de armas en el palacio del shōgun estaba fuertemente penado, tanto que Asano fue condenado a cometer seppuku (conocido coloquialmente como harakiri). Habiendo sido obligado a quitarse la vida, los 47 samuráis al servicio de Asano se convirtieron en rōnin, es decir, en un samurái sin amo (podía ser por varios motivos: muerte del amo, económico, derrota del amo, etc). Juraron en secreto venganza aunque para ello les costase la vida o ser encarcelados así que alentados por uno de ellos, Oishi Kuranosuke Yoshio, se alejaron del castillo.

HokusaiChushingura

Kira Yoshinaka esperaba la venganza por parte de ellos así que empezó a gastar ingentes cantidades de dinero en proteger su palacio con el mayor número de soldados posibles, limitando sus salidas en la mayor medida. Mandó además espías para que siguiesen a algunos de los rōnin y le mantuviesen informados en todo momento de sus actos.

Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío, y así hizo Oishi. Escondieron sus armas y mientras algunos de sus compañeros se convertían en mercaderes, monjes o comerciantes, él se dio a los vicios más mundanos. Dejó a su mujer y empezó a frecuentar tabernas y burdeles, de donde salía siempre borracho y en condiciones deplorables. Así pasaron los años y poco a poco Kira, a la vista de los acontecimientos, empezó a pensar que la venganza no se llevaría a cabo. Retiró a sus espías y a la mayoría de su guardia personal, recobrando su vida en sociedad.

Pero llegó el decimocuarto día del duodécimo mes de 1702 y los 47 rōnin se reencontraron en el castillo de Kira. Duchos en el combate, no tardaron en tener a la guardia bajo su control para apresar a Kira. Oishi le dio la oportunidad de acabar como su amo, cometiendo seppuku, a lo cual se negó en rotundo. Oishi cogió la misma katana con la que su amo se había quitado la vida y que había tenido guardado durante todo esto tiempo y le decapitó de un solo tajo. Recogieron la cabeza del suelo y la llevaron delante de la tumba de Asano para, inmediatamente después, ser apresados.

47 ronin graves at Koshu ji

El shōgun Tokugawa Tsunayosh se encontraba en un verdadero problema. Las leyes decían que los rōnin deberían ser castigados pero el pueblo les consideraba unos auténticos héroes (Kira no caía bien a nadie por su despotismo). Sin embargo, los 46 rōnin supervivientes (uno falleció debido a las heridas durante el combate) fueron condenados a quitarse la vida aunque finalmente a uno de ellos, Terasaka Kichiemon, fue perdonado para que se encargase de custodiar las tumbas de su compañeros. Uno a uno y por orden de rango fueron cometiendo seppuku y fueron enterrados junto a su amo Asano.

Efectivamente, os hemos contado la versión resumida de una de las leyendas más famosas de Japón, la de los 47 rōnin o como también es conocida, el Incidente de Akō” (Akō rōshi) o “Accidente de Genroku Akō” (Genroku akō jikeno) y que forma parte como uno de los pilares del Bushidō, el código de honor de los samurái. Existen varias películas que nos la cuentan como mayor o menor rigor histórico. Me viene a la cabeza “47 Ronin: La leyenda del samurái“, “Los últimos caballeros” (cuentan la historia de una forma diferente pero muy fiel a los hechos) o la conocida “Ronin” además de varias películas de los años 50, 60 o 70 rodadas en Japón.

¿Y qué tiene que ver esta fantástica historia con las dos ruedas? Pues mucho más de lo que podéis imaginar. ¿No os lo creéis? Pues atentos.

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The 47 Rōnin

En 2009, Harley-Davidson decide dar por finalizado su colaboración con Erik Buell, poniendo fin a la marca Buell. Es decir, la marca americana mata a uno de los ingenieros más talentosos de los últimos años, Erik Buell, y deja abandonadas (o mejor dicho repudiadas) todas las motocicletas que en aquellos momentos estaban en los concesionarios. ¿Quién en su sano juicio iba a comprar una Buell después de aquello? Nadie.

Bueno, nadie no porque poco después de su desaparición, 47 Buell 1125 R (modelo aparecido un año antes) fueron compradas por la empresa dedicada a la fabricación de armas Magpul. Hasta 2012 desaparecieron en un oscuro contenedor, y fue entonces cuando se creo Ronin Motorworks de la mano de Mike Mayberry, quien decidió darles un nuevo aspecto y que pasasen a ser las 47 Rōnin.

Lo primero que se les hizo fue despojarles de todo el carenado para dejar tanto el chasis como el motor Rotax (esta moto no lleva motor HD) a la vista. La horquilla delantera fue sustituida por una suspensión de doble paralelogramo deformable en aluminio, que convierte a la moto en algo menos nerviosa al darle 13 mm más de avance. Tanto delante como detrás se le instalan amortiguadores Penske completamente regulables.

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Se pensó mucho en cómo ubicar algunos elementos del motor como los radiadores. El de aceite permaneció delante del motor, con un guardabarros en fibra de carbono rediseñado que lleva hacia él aire fresco. Para el de agua se pensó en una ubicación poco convencional, justo delante del manillar y muy en la línea, por ejemplo, de las BOTT españolas. Al estar tan expuesto al aire, se pudo reducir su tamaño y aun así, ser capaz de refrigerar correctamente el gran bicilíndrico austriaco.

Todos los acabados son de primer nivel, con muchos mecanizados o piezas fabricadas a medida como el nuevo airbox de carbono. El escape se reubicó bajo el motor para dejar la parte trasera completamente despejada, que ahora cuenta con un subchasis multitubular en CNC y soldaduras TIG. Todos estos cambios obligaron a desarrollar un mapa de inyección completamente nuevo y adaptado a los componentes que ahora utiliza.

Cada una de estas 47 Rōnin fueron bautizadas con los nombres de los rōnin originales y por ello, existen diferentes versiones en función del rango que tuvieron sus semejantes de carne y hueso. 12 de ellas son negras y grises, diez lucen un aspecto casi completamente negro, otras ocho son blancas, seis en colores de competición, cuatro con tonos de camuflaje, dos en acabado pulido sin pintar y las últimas cinco fueron encargos especiales. Una de estas cinco fue pilotada por Travis Newbold en el Pikes Peak, precisamente la que lleva por nombre Oishi Kuranosuke Yoshio, el rōnin que planificó la venganza.

Hoy en día, si tienes suerte y dinero, todavía podrías hacerte con una de ellas. Sin duda, una moto con una de las historias más bonitas que pueden existir tras ellas.

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Ender

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