Moto del día: Vincent Black Lightning Supercharged

Moto del día: Vincent Black Lightning Supercharged

La Vincent Black Lightning Supercharged no batió el récord esperado en materia de velocidad pero sí logró uno en subastas.


Tiempo de lectura: 4 min.

Los años previos a la Segunda Guerra Mundial estuvieron marcados por la obsesión con la velocidad. No en vano fueron unas décadas en las cuales la tecnología aplicada al transporte evolucionaba a un ritmo exponencial y, sin importarles demasiado sus vidas multitud de pilotos y aventureros de toda clase y pelaje se lanzaron a alcanzar la mayor altura en vuelo o la máxima velocidad sobre tierra cual si aquello fuera una celebración colectiva de la imprudencia al servicio del pasmo mecánico.

Un tiempo asombroso. En serio, el paraíso para cualquier plumilla del motor ávido de historias interesantes con las cuales hacer factura al director editorial de turno. De hecho, más allá de la aplicación práctica de las máquinas su propio diseño era en sí mismo algo digno de comentar día a día. De repente Lancia inventaba el chasis monocasco. Al tiempo por fin se montaba el arranque eléctrico. Y vaya, incluso en el ámbito de las dos ruedas se llegaron a ensayar opciones con la sobrealimentación.

Una verdadera rareza hablando de motocicletas aunque, a decir verdad, si lo que buscabas era correr lo máximo posible en línea recta la acción de un compresor volumétrico insuflando oxígeno extra a la combustión venía bastante bien. De hecho algunos pilotos germanos se dieron cuenta de esto ya en la segunda mitad de los años veinte, ensayando así de manera artesanal con la fórmula hasta que, en 1929, la propia BMW tuvo a bien profesionalizar aquella vía dando pie a sus motocicletas Kompressor.

Destinadas al equipo oficial, éstas fueron el terror de los británicos hasta la llegada de los Junkers Ju 87 “Stuka”. Algo más veloces aunque, claro está, ceñidos a un ámbito bastante más sombrío que el de batir el récord mundial de velocidad sobre tierra. Una ocupación en la cual la marca alemana destacó ampliamente durante los años treinta. Es más, sólo la WR 750 Kompressor fue la motocicleta más veloz del mundo en hasta cinco ocasiones -la marca se disputaba y cambiaba prácticamente cada mes para regocijo de nuestros predecesores en el oficio de dar a las teclas- y, en 1937, un modelo mejorado con menos cubicaje pero más índice de compresión establecía sólidamente el registro en 279,29 kilómetros por hora.

Vincent Supercharged (1)

Llegados a este punto, la Segunda Guerra Mundial llegó y las playas ya no estaban para utilizar la acción de las mareas en pos de lograr la máxima velocidad sobre la arena compactada. Lejos de ello, y parafraseando a Winston Churchill, éstas estaban para luchar. Defenderse añadiríamos nosotros, pues de todos es sabido quién deseaba apoderarse del mundo y no sólo de algo tan lúdico como el récord de velocidad sobre tierra.

Afortunadamente Alemania fue repelida hasta sus fronteras y, por fin, los pilotos pudieron regresar a sus veleidades deportivas dejando a un lado las militares. Así las cosas, la revista inglesa The Motor Cycle lanzó en 1949 el órdago de entregar un premio -y una buena suma de dinero- a quien, siendo británico, y con una motocicleta británica, recuperase para el Reino Unido el récord aún en manos de aquella BMW lanzada al galope en 1937.

Pues dicho y hecho; un pequeño taller de reparación aceptó la idea y, con el apoyo de Vincent, instaló un compresor volumétrico en la ya de por sí prestacional mecánica de una Black Lightning, la versión de carreras de la Black Shadow que, a la postre, se anunciaba como la “motocicleta de serie más veloz del momento”.

Sin embargo nadie logró llegar con ella hasta la salida de un intento de récord, el cual nos imaginamos disputado en la icónica playa galesa de Pendine, una de las mecas para cualquier amante de la velocidad junto a otros lugares privilegiados por la geología como Daytona o el salar de Boneville.

En fin, una pena. Nos quedamos con la curiosidad de saber qué podría haber pasado con esta motocicleta sobre la arena. Eso sí, siendo justos cabe señalar cómo en 2008 logró un récord absoluto en relación al mundo de las subastas, siendo la motocicleta inglesa más cara vendida hasta la fecha. Bueno, en un mundo dominado por el dinero éste no deja de ser un registro meritorio, ¿verdad?

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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