La marca de Mandello del Lario no deja indiferente a nadie en cada una de sus creaciones. Sus 100 años de historia dan para mucho, como ya te contamos en un artículo conmemorando el centenario de Moto Guzzi. Es más, a lo largo de este siglo han sido muchos y variados los modelos que han salido de las instalaciones de la firma transalpina, algunos tan irreverentes y personales como nuestra protagonista de hoy la Moto Guzzi MGX-21 “Flying Fortress” -o fortaleza voladora-, haciendo referencia el 21 a la medida de su llanta delantera y al año de la fundación de la marca.
Presentada a modo de prototipo en el EICMA celebrado en 2014 en Milán, y puesta a la venta dos años después, esta mega cruiser mezcla una serie de aspectos que la convierten en una motocicleta única y muy exclusiva, a la par de colocarse en la línea de motos procedentes de marcas tan icónicas como Harley-Davidson, Indian o Victory, que conforman un nicho de mercado muy selecto y al alcance de muy pocos.
Solo hay que echar un vistazo rápido a la figura de la MGX-21 y ver al detalle cada uno de los componentes que la forman para darte cuenta de lo especial que es esta motocicleta, y que de alguna manera recupera parte de las bases sobre las que se cimentó la marca italiana hace un siglo y que han logrado que sobreviva a los envites de la economía, evolución industrial y demás factores que han ido aconteciendo a lo largo del tiempo.
La Moto Guzzi MGX-21 “Flying Fortress” se posiciona como la motocicleta más exclusiva dentro de la gama de la marca transalpina, gracias a unos componentes con un nivel de calidad al alcance de muy pocas
Para ello Miguel Ángel Galluzzi -su diseñador- se empleó a fondo cuando supo del proyecto y que debía salir de él. En esta moto deja su sello en todos y cada uno de los trazos que la conforman. Si a eso le sumamos el empleo de materiales como el carbono, el negro como color imperante en combinación con el rojo de las tapas de las culatas y las pinzas de freno delantero, el resultado es una motocicleta impactante que no dejaría indiferente a nadie, independientemente de gustos personales o apegos a cualquier otro segmento dentro de las dos ruedas.
Mecánicamente es otro de los aspectos donde destaca esta bagger, ya que Moto Guzzi se decantó por el V-Twin a 90º de 1.385 cc colocado en posición transversal, empleado en la California del momento. Refrigerado por una mezcla mixta de aire y aceite, y alimentado por un sistema de inyección electrónica con difusores de 52 mm, el bloque transalpino queda asociado a un cambio de seis relaciones que transmite la potencia a la rueda trasera mediante cardán.
Los datos resultantes demuestran el potencial de esta increíble MGX-21, con una potencia final de 97 CV a 6.500 RPM, limitado electrónicamente el régimen máximo de giro, un par máximo de 121 Nm a 3.000 RPM y una velocidad máxima por encima de los 200 km/h, algo muy raro de ver en este tipo de creaciones, por lo que nuevamente le da un plus de exclusividad respecto a la competencia directa.
Tanto la parte ciclo, donde cuenta con componentes que podrían estar instalados en una deportiva, como el propulsor de 1,4 litros, son eje fundamental en el comportamiento y nivel de sofisticación de la que hace gala la “fortaleza voladora”
Evidentemente, para poder cabalgar con seguridad a lomos de la MGX-21 era necesario una parte ciclo soberbia que, además de camuflar de manera ejemplar los 341 kilogramos en seco declarados, nos diera la posibilidad de exprimir el bicilindrico italiano sin miedo a posibles reacciones que nos llevaran a situaciones delicadas a sus mandos.
Para ello Moto Guzzi emplea un chasis doble cuna de acero con unas geometrías que ayudan a manejar el exceso de peso de esta bagger. Los 32º de ángulo de lanzamiento y 187 mm en cuanto al avance son las cotas exactas para poder disfrutar al máximo de sus cualidades. Además, un amortiguador de dirección colocado en la tija delantera ayudaría a que esto fuera aún más sencillo.
Por otro parte, y no menos importante, se encuentra la labor que realiza la electrónica. En este apartado la MGX-21 está dotada de ABS, control de tracción con tres niveles de intromisión en la conducción, pudiendo ser desconectado en su totalidad y tres modos de conducción denominados -en italiano- “Veloz”, “Turismo” y “Lluvia”.
El resto de equipamiento dinámico se completa con una horquilla telescópica con barras de 45 mm en el frontal con un recorrido máximo de 108 mm. Atrás dos amortiguadores laterales regulables en compresión y precarga, por medio de un mando externo y con disposición de 120 mm de recorrido, hacen lo propio.
La frenada sea quizas de todos los componentes de la parte ciclo la que más llame la atención. En primer lugar en lo visual, con las pinzas Brembo pintadas en rojo. Por otra parte, por lo sofisticado del conjunto, donde un doble disco de 320 mm asistido por pinzas de anclaje radial y cuatro pistones son los protagonistas del eje delantero. En el trasero un disco de 282 mm de diámetro y una pinza de doble pistón paralelo hacen lo propio asistiendo al portentoso frontal.
Esta exclusiva bagger está al alcance de muy pocos, ya que su tarifa con alguno de los opcionales disponibles se acercaría peligrosamente a los 30.000 euros, por otro lado totalmente justificada por el nivel de calidad mostrado
Pero como ya hemos anticipado al inicio de este artículo, todos y cada uno de los detalles de la Guzzi “fortaleza voladora” son objeto de mención. Ya sean sus piezas fabricadas en carbono, donde se encuentran la llanta lenticular delantera, tapas de ambas maletas laterales o guardabarros delantero entre otros, o lo selecto de su acabado y equipamiento, donde podemos encontrar desde un completo equipo de sonido, con Bluetooth y entrada USB.
También de serie van ambas maletas laterales de 58 litros de capacidad cada una, aunque por su forma no son todo lo útiles que deseáramos. Un sistema de control de velocidad y un completísimo cuadro de instrumentos, donde encontramos con un doble reloj analógico, cuentavueltas y velocímetro y entre ellos sendas pantallas LCD, es desde donde controlaremos el equipo de audio, nivel de combustible, control de tracción y modos de conducción, numero de marcha engranada, etc. También es posible cambiar el idioma y poder ajustar la luminosidad de esta.
Si todo esto te pareciera poco, una larga lista de extras completarían la exótica bagger italiana, donde podríamos acoplar desde un deflector delantero, para lograr una mejor protección aerodinámica, top case y maleta trasera, paneles laterales en fibra de carbono, así como las tapas laterales del depósito, etc.
Todo ello tras pagar los algo más de 26.000 euros de tarifa que cuesta en la actualidad esta impresionante motocicleta, solo apta para gente con mucha personalidad.
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J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.Que preciosidad, lástima ser pobre.
Espero que esté comentario sea del agrado del jefe