De la saga NSR de la marca del ala dorada hemos hablado largo y tendido. Hemos visto modelos de prestaciones meteóricas como la NSR 500, modelos de cilindradas medias con ADN de competición como las NSR 250 (MC28) y NSR 250 (MC21), también modelos más modestos y de cuarto de litro como la NSR 125 R (JC22) o su hermana “desnuda”, la NSR 125 F Raiden, e incluso modelos más pequeños como la Honda NSR 75.
Sin embargo, pese a haber visto ya muchos de los modelos más importantes de la familia, aún quedan muchos más que traer por aquí, pues junto con la saga CBR, las siglas NSR dan vida a una de las familias más grandes del gigante nipón.
Las NSR mencionadas, en mayor o menor medida son motos bastante conocidas entre aquellos moteros que tienen cierto bagaje en el mundo de las dos ruedas. Estoy seguro que muchos de mis queridos lectores se sorprenderán al descubrir que Honda tuvo una NSR 50 que poco o nada tuvo que ver con la que se vendió dentro de nuestras fronteras
Las NSR 50 (AC10) y NSR 80 (HC06) fueron concebidas en 1987 como una especie de “minimoto” al estilo de las Yamaha YSR 50 o la Suzuki GSX-R 50, de las que ya os hablé anteriormente. Los primeros modelos se distinguen por sutiles diferencias en el colín y carenado y sobre todo, por el escape “recto”, las demás lo desvían a la altura del portamatrículas.
Esta moto tamaño Petit Suisse cuenta con todo lo que podemos encontrar en una deportiva de raza, pero en unas dimensiones mucho más contenidas. Mide de largo 1.580 mm, un ancho de 625 mm y su asiento deja el trasero a 665 mm, todo ello para también conseguir un peso final y con todos los llenos de tan solo 85 kg.
“¿Entonces estás diciendo que nos encontramos ante una deportiva?” Pues sí, de prestaciones modestas y una postura poco radical, pero capaz de entregar un extra de diversión que viene dado simplemente de pensar en lo que vamos subidos
Si repasamos visualmente el modelo vemos que es una moto con unos carenados rectilíneos que cubren por completo sus vergüenzas -ya veremos que su chasis y motor no dan nada de vergüenza-, sobre los que encontramos un sistema completo de luces delanteras y traseras e incluso intermitentes, porque esta pequeña moto ¡se podía matricular! (eso sí, en Japón).
La instrumentación es bastante sencilla, ya que contaba con dos esferas con función de tacómetro y velocímetro, y como es habitual testigos básicos de funcionamiento para poder saber que todo se encuentra en orden de un vistazo rápido. El arranque se realizaba mediante patada, ya que no disponía de motor de arranque eléctrico.
El motor, sin embargo, no era nada sencillo, ya que dentro de los motores de dos tiempos disponía de tecnología de vanguardia en la época que se lanzó. El propulsor es un monocilíndrico de dos tiempos refrigerado por agua que cubica 49 cc gracias a un diámetro/carrera de 39×41,4 mm. Se encuentra alimentado por un carburador Keihin PF70 y va asociado a una caja de cambios de seis relaciones.
De este pequeño propulsor también se creó una versión de 79 cc (NSR 80), únicamente realizando un aumento en el diámetro de su cilindro hasta los 49,5 mm y dejando invariable la carrera de 41,4 mm. El rendimiento que es capaz de alcanzar ambos propulsores no está nada mal, ya que el de 49 cc es capaz de entregar 7,2 CV a 10.000 RPM con un par de 6,7 Nm a 7.500 RPM, y el de 79 cc es capaz de entregar 12 CV a 10.000 RPM y un par de 10 Nm a 8.000 RPM.
El chasis, que en la marca denominan tipo diamante, es un doble viga de aluminio que no necesita -como en el caso de la Yamaha YSR- de cuna inferior para anclar el propulsor. Al mismo se une un basculante de doble brazo de sección rectangular que en este caso emplea el acero como su material principal.
Las suspensiones son muy sencillas tanto en el tren delantero como en el trasero, pero en ambos casos más que suficientes para sujetar la moto con firmeza, debido al peso y potencia al que se tienen que enfrentar. Delante encontramos una horquilla convencional que no dispone de ningún tipo de regulación, y detrás un monoamortiguador que va anclado directamente al basculante sin la intervención de bieletas.
Los frenos en ambos casos son de disco, aunque de reducidas dimensiones. El delantero cuenta con 220 mm de diámetro y sobre el mismo actúa una pinza axial de dos pistones. En el caso del trasero se conforma con un disco de 160 mm que es mordido por una pinza de único pistón. Las llantas son en ambos casos de 12 pulgadas, y mantienen el diseño de sus hermanas mayores. El neumático que se emplea en la llanta delantera tiene unas medidas de 100/90 y el trasero de 120/80.
Esta pequeña moto de grandes aspiraciones estaba un punto por encima de sus dos rivales directas, aunque su precio más elevado quizá no la hacía tan apetecible como las anteriores. No obstante, se mantuvo bastante tiempo en el mercado (1987-1999) ya que fue una moto muy apreciada dentro del mercado japonés.
Y es que quizá no sea la moto más funcional que se pudiese comprar, ¿pero a cuántos de vosotros os gustaría hacer volar vuestro trasero cerca del suelo a casi 100 km/h?
Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.De donde ha salido semejante aberración? Estaban borrachos de Sake, o colocados cuando la hicieron? Me alegro de que no viniera a este país. Y seguramente, además, valdría un dineral de la época.