La Yamaha SCR 950 es una moto un poco escondida en el catálogo de Ia marca de Iwata. Estamos ante un híbrido entre una scrambler y una custom, aunque yo diría que está más cerca de lo segundo que de lo primero.
Esta moto se presentó hace ya cuatro años, en 2017, y está claro que los japoneses nunca tuvieron en mente fabricar un modelo de grandes números, sino parir una moto que puede atraer a un tipo de cliente diferente, al que el catálogo “habitual” de la marca no seducía, puesto que buscaban otro tipo de moto más… particular.
Y así nació esta Yamaha SCR 950, una moto que en mi opinión ataca un poco a ese segmento de mercado que busca conducir algo diferente, experimentar unas sensaciones al manillar diferentes y si me apuras lucir una moto con estética diferente a lo que están haciendo el resto de marcas del mercado, que en los últimos años parece que van homogeneizando sus productos entre ellas cada vez más.
Es ese nicho de mercado donde podemos encontrar cosas como la Moto Guzzi V7 850, la Ducati Scrambler o la Triumph Street Scrambler por citar algunas. Motos con una estética muy particular con una mezcla entre retro y offroad, y siempre con unas mecánicas y una parte ciclo que no son especialmente prestacionales, pero sí muy dulces y agradables de llevar en el día a día.
Nuestra protagonista no solo ha buscado ese rollito scrambler, sino que gracias al carácter de su motor de clara herencia custom, también introduce este ingrediente propio de las motos americanas en la mezcla, creando una receta diferente y que, hasta donde yo sé, nadie más está reproduciendo hoy en día.
¿Y por qué digo que el motor tiene un marcado carácter custom? Pues muy sencillo, estamos hablando de una mecánica en V a 60 grados, con dos válvulas por cilindro, refrigerada por aire y con solo 54 CV de potencia para sus masivos 942 cc de cilindrada.
La potencia es irrisoria, pero a cambio es un motor con un par de locomotora disponible desde poquísimas vueltas. La potencia máxima se entrega a solo 5.500 RPM, mientras que el par máximo es de 79,5 Nm a 3.000 giros por minuto, dándonos una idea del auténtico carácter percherón de esta mecánica.
A decir verdad la Yamaha SRC 950 no es una moto muy dinámica ni prestacional. Estamos hablando de 54 CV para 252 Kg de peso lista para rodar. No es la mejor relación peso potencia del mundo, pero la parte positiva es que lo “poco” que da la mecánica, lo da casi todo el tiempo así que te puedes olvidar de andar jugando con el selector del cambio para arriba y para abajo todo el tiempo.
Las geometrías del chasis también nos recuerdan bastante al mundillo custom con un astronómico avance de 130 mm (la rueda delantera está muy separada de la pipa de dirección) lo cual hace que esta moto sea bastante estable, pero también bastante lenta de reacciones y poco ágil en los espacios cerrados, lo cual se contradice un poco con el concepto scrambler.
La suspensión tampoco deja mucho lugar a dudas con 135 mm de recorrido en el tren delantero (horquilla de tipo convencional) y unos pírricos 110 mm de recorrido en el tren trasero con su esquema de amortiguadores gemelos, que siempre suele poner las cosas difíciles en este aspecto. Por último, la transmisión final por correa dentada ya está clamando al cielo algo como ¡Por Dios, ni se te ocurra meterme por el barro!
Aun así, los diseñadores han querido darle ese outfit offroad que tan de moda está en los últimos tiempos, y para ello no han escatimado en detalles como unas llantas de radios de 17 y 19 pulgadas que calzan sendos neumáticos de tacos, los fuelles de la horquilla delantera, o unos guardabarros de chapa muy al estilo de la vieja escuela.
Old school también son las tapas laterales de la moto con la característica forma redondeada para poner el dorsal del piloto cuando este vaya a competir en alguna carrera, aunque no sé yo si en verdad esta moto llegará a participar en algún tipo de prueba o competición.
A decir verdad la Yamaha SCR 950 me parece un bonito ejercicio de diseño, y no lo critico ojo. No he tenido el placer de ver una en directo, pero a tenor de las fotos parece una de esas motos en las que la atención al detalle, a la calidad constructiva y al acabado importa, y mucho.
Como ejercicio de diseño me encanta, es una moto que combina y mezcla dos estilos como son el scrambler y el custom, y lo hace de una forma elegante, coherente, y en mi opinión realmente atractiva a la vista; aunque dejando la forma y centrándonos en la funcionalidad, está claro que por peso, ciclística y motor no es una moto pensada para hacer “alguna que otra pista”, como nos quieren hacer pensar sus creadores.
El precio de toda esta belleza es acorde a lo que suelen pedir los fabricantes por este tipo de productos especiales y mimados en los que las prestaciones están un poco de lado, pero la calidad percibida ha de ser la mayor posible. Si quieres una Yamaha SCR 950 nueva de concesionario, puede ser tuya por 10.400 euros. Si te haces con una, seguro que serás el único de tu barrio con este modelo.
Calcula cuánto cuesta asegurar una Yamaha SCR 950 con nuestro comparador de seguros.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.Hola, gracias por compartir tus impresiones, buenos artículos los que haces!
Quizás es que vives en un lu!gar un poco remoto, pero hombre creo que huviera valido la pena que al menos la vieras en directo (las sensaciones, apariencia, etc son muy diferentes) antes de hacer el artículo, con anuncios de 2a mano quizás tendrías alguna cerca para ver y tocar incluso alguna para provar.
Ja ja maldita sea la cultura de vivir las cosas en matrix!!
Salud
Vi esa moto aparcada en la calle cuando apenas salió y me encantó, si ya es bonita en fotos su presencia impresiona más. He mirado el mercado de segunda mano y hay unidades con poquísimos kilómetros por 6500 euros, bastante menos que nuevas. Una moto que te compras para (hartarte a) mirarla y para que te miren.