La Benelli Leoncino 250 es otro de los modelos con los que el fabricante italochino quiere reconquistar al público y clientela del viejo continente. Estamos ante una moto utilitaria, de acceso, del día a día, y además muy asequible; pero con un rollito y una estética scrambler  muy lograda que hacen que la pequeña Leonchino  Leoncino entre por los ojos y también por la cartera.

Es curioso que la firma originaria de Pésaro se atreva a sacar esta moto, una 250. Ya lo he dicho más veces pero hoy en día y con el actual escalonamiento de los carnés de moto, nadie en nuestro país quiere una 250. Si no cuentas con carné de moto, o tienes 16 años, te compras una 125, y si ya te has sacado el A2, te vas derecho a por una moto de cuarenta y tantos caballos. La Leoncino está en tierra de nadie.

Sin embargo, hay varios factores que pueden salvar a este modelo de la irrelevancia. El primero de ellos es el precio. En nuestro país se vende por tan solo 3.300 euros. Es una cifra en la que ya están las motos espartanas de 125 japonesas, no digamos ya las 125 Prémium y pijas.

El segundo factor que juega a su favor es la mecánica. El propulsor de cuarto de litro está refrigerado por agua, y aunque solo tenga un cilindro, es bastante voluntarioso, ya que eroga 25,8 CV de potencia a 9.250 vueltas. Es un poco molinillo pero para sacar jugo de tan poquita cilindrada es lo que toca.

No es ningún cohete, y motos como la Hyosung Bobber con su bicilíndrico de 300 cc son más satisfactorias en carretera. Sin embargo, con esta Benelli Leoncino 250 ya puede salir a autovía e integrarte en el tráfico como un conductor más, sin entorpecer ni enfurecer al resto de usuarios de la vía.

A nivel de ciclo es bastante discreta, pero tampoco cabría esperar otra cosa, ya que estamos ante una moto de acceso sencilla, asequible y que tampoco tiene que demostrar nada a nivel dinámico. Destaca la horquilla frontal invertida de 41 mm, que sospecho que está ahí un poco por imagen más que por otra cosa.

Aunque estéticamente tire un poco hacia el mundo del scrambler, no hay nada en sus especificaciones que me haga pensar que esta moto ofrezca un extra de utilidad en offroad respecto a una naked cualquiera de similar cilindrada. Las suspensiones son muy asfálticas, así como las llantas de 17 pulgadas en ambos ejes y de aleación de aluminio. La falta de un cubre cárter o algún tipo de protección mecánica nos cuentan el resto de la película. Es un look estético más que funcionalidad.

Pero siendo realistas, no creo que al cliente objetivo de esta moto le importe. Habrá quien le tenga prejuicios a esta marca por estar los chinos detrás de todo el tinglado, pero personalmente he de reconocer que de todos los modelos que nos están llegando de China en los últimos años, hay que reconocer que las Benelli en el apartado estético están uno o dos pasos por delante de la competencia.

Pardiez, si hasta algunas de sus motos son más bonitas que las de fabricantes tradicionales que llevan décadas y décadas en el mercado. La Benelli TRK 502 a nivel técnico será más o menos criticable, pero a nivel estético se nota que el centro de diseño está en Italia y que se trata de un producto hecho al gusto del consumidor del viejo continente. Y eso en un mundo globalizado y en el que los modelos se diseñan para que funcionen bien a lo largo y ancho del planeta… es algo de agradecer.

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