Moto del día: Böhmerland

Moto del día: Böhmerland

Una máquina innovadora en los momentos económicos más difíciles


Tiempo de lectura: 3 min.

Si eres una persona a la que le gusta conocer todos los modelos de la historia del motociclismo, la moto del día de hoy puede ser uno nuevo para añadir a tu lista neuronal. Se llama Böhmerland, fue construida entre dos guerras y su corazón mecánico es un monocilíndrico de casi 600 cm3. Su objetivo, lograr la máxima la robustez y fiabilidad en uso intenso y duro.

Böhmerland Motorcycle Company se estableció en 1924 en Checoslovaquia y produjo una serie de máquinas más bien extrañas (incluida la motocicleta de mayor distancia entre ejes, con 3,2 metros de longitud) hasta que los alemanes invadieron el país al comienzo de la Segunda Guerra Mundial en 1936. El autor de esta rareza, Albin Hugo Leibish, un mecánico de motocicletas hasta que el estallido de la Primera Guerra Mundial le hirió gravemente en el frente oriental. Tras varios trabajos, Leibish conoció al piloto Alfred Hielle, quien financiaría los primeros años de la compañía Böhmerland.

Los diseños de Liebisch se caracterizaban por una motocicleta de gran batalla, con un enorme bastidor de acero que alojaba un motor OHV (overhead valve) de gran cilindrada aguantado sobre ruedas de fundición. Con el primer prototipo terminado en 1922, pasarían tres años más antes de que el modelo de producción pudiera ser evaluado y lanzado con la inauguración de la primera fábrica Böhmerland en Schönlinde (Checoslovaquia). La moto Böhmerland fue producida en varias distancias entre ejes, según versión: Sport (de dos asientos), Touren (de tres) y Langtouren (de cuatro).

Bohmerland 4 Pasajeros

Se llegó a fabricar una unidad experimental para el cuerpo militar, con dos cajas de cambios y espacio para cuatro soldados

La Böhmerland 600, o “Cechie”, como se la conocía a nivel nacional, fue construida por un grupo de 20 personas. Estaba diseñada sobre un cuadro dúplex de acero tubular con barras de refuerzo en el eje vertical y horizontal. Sencillo, pero resistente. Con tan extensos rieles superiores, había hueco suficiente tras el motor para acomodar a dos personar, y a un tercero sobre la rueda posterior. Los dos primeros estaban bien apoyados sobre asientos de cuero suspendidos y varios asideros y reposapiés. El sidecar con forma de bomba fue un extra popular en las 3.000 motos que llegaron a salir de fábrica, aunque quedan algunas sin él.

Para mover la Böhmerland, Liebisch también diseñó su propio motor. Un bloque de 598 cm3 que constaba de un único cilindro, de 16 CV. Hasta aquí todo normal, pero su línea roja se establecía a tan solo 4.000 RPM. La carrera del pistón, de 79,8 mm de diámetro, era de unos masivos 120 mm. Los motores que abundan hoy en día son el polo opuesto, pero el par motor era excepcional. En cierta manera, una belleza mecánica donde se puede observar que las varillas del sistema OHV corrían por el lado derecho del motor.

Otra mención a un diseño único son los depósitos de combustible: tres cilindros de 5 litros, situados dos a los lados del segundo asiento y uno debajo del chasis. El resultado fue una línea de combustible de unos dos metros que tenía que alimentar un carburador montado aproximadamente a 30 cm del bloque. La transmisión de tres velocidades conmutadas fue más que suficiente para digerir la fuerza de un motor de tan bajas revoluciones. Las llantas están hechas de aluminio fundido, 50 años antes de que se popularizaran en las motocicletas.

Los neumáticos también fueron una declaración de derechos. Si alojar sobre ellos llantas de 20 pulgadas se consideran de tamaño generoso en 2019, hace 90 años Liebisch montaba en su moto ruedas de 27 pulgadas. Pero estalló la guerra. Liebisch y su hijo fueron enviados a un gulag checo, la compañía fue destruída y la fábrica sufrió gravemente las consecuencias de la contienda bélica.

Una obra ingenieril que logró ganarse su merecida reputación en tiempos difíciles.

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Sobre mí

Luis Blázquez

Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.

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