Moto del día: Harley-Davison Model D Flathead

Moto del día: Harley-Davison Model D Flathead

La moto que permitió a Harley superar la Gran Depresión


Tiempo de lectura: 4 min.

La Harley-Davidson Model D, para muchos aficionados, es una motocicleta bastante desconocida. Harley, aunque con una gran legión de seguidores en todo el mundo, no tienen mucho arraigo histórico en Europa y sus modelos más antiguos, y en ocasiones, emblemáticos, no son tan apreciados como en Estados Unidos,

Este podría ser el caso de la Harley Model D, una montura aparecida en 1929 con el objetivo de plantar cara a la recién aparecida –por entonces, entiéndase– y exitosa Indian Scout 101. Además, allá por aquellos años, concretamente en ese 1929, estalló lo que se conoció como la Gran Depresión, una crisis económica que puso a todo el mundo contra las cuerdas y a punto estuvo de provocar la desaparición de muchísimas empresas, entre ellas, Harley-Davidson.

Por lo general, la imagen de Harley-Davidson siempre ha sido la de una empresa fuerte y con un negocio muy asentado, pero sus productos son muy caros y para un público restringido, lo que, según las circunstancias, puede ser un problema. En 1929 no fue este el problema, todos se vieron afectados en mayor o menor medida y tuvieron que poner medidas para no acabar mal.

Hayle Davidson Model D Flathead (2)

De todas formas, cuando se lanzó la Harley-Davidson Model D nadie esperaba que estallara la Gran Depresión en ese momento –aunque ya se esperaba que ocurriera algo–, en Milwaukee buscaban enfrentar a la Indian Scout 101 y, de paso, a la Excelsior Super X, un modelo que había llegado en 1925 y que se había ganado rápidamente un hueco entre los fanáticos de las motos norteamericanos.

La popularidad de estas motos fue, precisamente, por que fueron modelos económicos. La Gran Depresión fue un suceso que los expertos esperaban que ocurriera y empresas tan grandes como los fabricantes de motos actuaron con previsión. Una de las principales características de estas motos y, por supuesto, de la Model D de Harley, fueron sus motores, con menor cubicaje y soluciones técnicas más sencillas, como válvulas planas y distintos niveles de compresión.

El enfrentamiento de Harley-Davidson con India se venía produciendo desde comienzos de la década de los 20, una guerra sin cuartel entre ambos compañías en todos los terrenos: carreras, ventas, publicidad… Hasta que llegó la Excelsior Super X en 1925 y puso a las dos marcas contra las cuerdas con su precio, mucho más bajo que lo pedido por Harley y por Indian.

La primera en enfrentarse a la Excelsior Super X –con un motor de 45 pulgadas cúbicas, 750 centímetros cúbicos– fue India, mientras que Harley-Davidson fue la última en llegar, aunque no por ello fue la peor. La Harley Model D, desarrollada por el ingeniero Arthur Constantine, fue la base de la supervivencia de la firma americana a la Gran Depresión.

Arthur se dio cuenta de que uno de los éxitos de India y de Excelsior tenía que ver con su construcción ligera, un detalle en el que Harley, aunque pueda parecer mentira, tenía experiencia. De hecho, Arthur escogió como punto de partida el chasis de uno de los modelos monocilindricos preexistentes en la compañía, al que se añadió un motor de nuevo desarrollo. Un bicilíndrico en V de 45 pulgadas cúbicas –750 centímetros cúbicos–, que según el nivel de compresión, podía rendir 15, 18,5 o 20 CV. La caja de cambios era siempre de tres relaciones y la transmisión secundaría era por cadena.

La Harley-Davidson Model D tenía algunos detalles muy peculiares, como la presencia de dos faros tipo bullet en lugar de uno, así como la colocación del alternador de forma vertical, lo que sirvió para que la llamaran “la Harley de tres cilindros”.

Con la Model D, Harley logró sortear la Gran Depresión y pudo mantenerse a flote con unas ventas más que decentes. De hecho, el motor, el Twin Flathead, aguantó en producción con diferentes cambios y variaciones, hasta 1973.

La moto de las fotos fue subastada por Mecum Auctions en 2022
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Sobre mí

Javi Martín

Con 20 años no ponía ni una sola tilde y llegaba a cometer faltas como escribir 'hiba'. Algo digno de que me cortaran los dedos. Hoy, me gano un sueldo como redactor. ¡Las vueltas que da la vida! Si me vieran mis profesores del colegio o del instituto, la charla sería de órdago.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

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