Moto del día: Hesketh Vampire

Moto del día: Hesketh Vampire

Tras fracasar con la V1000, la marca británica volvió a intentarlo con este modelo


Tiempo de lectura: 4 min.

Yendo a los tiempos más clásicos del motociclismo deportivo, el Reino Unido se alzaba como la principal referencia. Más aún si tenemos en cuenta cómo, debido a sus particulares especialidades, los Estados Unidos fueron construyendo un panorama deportivo propio. Bastante aislado del europeo hasta la década de los setenta. Además, en materia de diseño Inglaterra también interpretaba el papel principal gracias a marcas como Brough Superior y, en una escala menor, Norton o Triumph.

Así las cosas, cuando durante los años setenta los grandes fabricantes nipones interpretaron una hegemonía sin apenas contestación, no pocos aficionados británicos vieron herido su orgullo nacional. Aquel que, bajo las creaciones de Honda, Kawasaki o Yamaha languidecía ante la evidencia basada en la calidad y excelente precio de las motocicletas orientales. Evidentemente no sólo de las más prácticas y utilitarias sino, en especial, de las más prestacionales. Aquellas que, con el nombre de “superbikes”, constituían la gama más alta en el mundo de las dos ruedas.

Con todo ello, ya hacia 1972 Lord Hesketh empezó a registrar interés en el mundo de las motocicletas deportivas. No obstante, en aquel momento sus afanes aún se concentraban en el equipo de F1 dirigido por él mismo; responsable de ganar una de las carreras de 1975 con el mismísimo James Hunt al volante. De todos modos, el costo creciente de participar con garantías en la categoría reina del automovilismo hizo que, en 1980, este aristócrata -por cierto, según ciertas fuentes curiosamente sin licencia de conducción- se lanzara a la fabricación motociclista fundando su propia marca. Como objetivo, ofrecer una superbike británica capaz de superar a las japonesas.

Su equipo de F1 contó con James Hunt. Eso sí, ya en la década de los ochenta dio el salto al mundo de las dos ruedas intentando dar la réplica a las superbikes niponas

Hesketh Vampire, el segundo intento tampoco fue un éxito

A decir verdad, Lord Hesketh no empezó su proyecto bajo algún tipo de idea alocada. Lejos de ello, su primer paso fue conseguir un motor de calidad sobre el cual edificar su marca. De esta manera, hacia 1980 consignó al estudio de ingeniería Westlake el desarrollo de un bicilíndrico con casi un litro de cilindrada, doble árbol de levas y un ángulo de 90º para llegar hasta los 82CV a casi 7.000 revoluciones por minuto.

Tras esto, la parte ciclo se confió en un chasis tubular Reynolds en acero al cual se incorporaron suspensiones de Marzocchi. Y vaya, aunque sobre el papel la excelente calidad de los elementos prometía un buen resultado, lo cierto es que la Hesketh V1000 -nombre comercial del proyecto- fue una verdadera desilusión. No en vano, ni las prestaciones del motor podían poner a esta montura por encima de las japonesas, ni el peso aseguraba un buen comportamiento dinámico, ni el precio hacía atractivo a este producto británico.

En suma, con algo menos de 140 unidades la producción de la V100 cesó en 1983 en medio de un sonoro fracaso pues, al fin y al cabo, no había conseguido destacar absolutamente en nada aún contando con las bondades de una fabricación cuasi artesanal frente a la producción en gran serie japonesa. No obstante, Lord Hesketh hizo gala de una evidente flema británica actuando como si nada hubiera pasado.

hesketh vampire (1)

Tras el fracaso de la V1000, la empresa se refundó y con algunas actualizaciones la Vampire repitió el mismo fracaso incluso con muchas menos ventas

De hecho, en 1983 siguió adelante con la producción de la V100. Eso si, presentando algunas actualizaciones que derivaron en la conocida como Hesketh Vampire. En referencia al motor, se mejoró el comportamiento de las válvulas para llegar así hasta los 86CV. Una pequeña diferencia que, en la parte ciclo, no se vio acompañada por ninguna novedad. Eso sí, la apariencia de la Vampire cambió respecto a la de la V1000 gracias a un carenado con el cual actualizaba su diseño. No obstante, todo aquello seguía estando muy detrás de lo interpretado por los productos japoneses, más aún observando el precio. De esta manera, la Hesketh Vampire cesó su producción con tan sólo unos 40 ejemplares. En fin, el Reino Unido ya no podía volver a los gloriosos años veinte.

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Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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