Moto del día: Husqvarna Svartpilen 125

Moto del día: Husqvarna Svartpilen 125

Para los que buscan conducir algo diferente


Tiempo de lectura: 4 min.

La Husqvarna Svartpilen 125 es uno de los modelos más interesantes a la par que desconocidos y exóticos que hay ahora mismo a la venta en el mercado de 125. Estamos ante una scrambler de estética pintoresca y neo retro que se basa en la KTM Duke 125.

Pero decir que la Husqvarna Svartpilen es un refrito de la duquesa sería un error. Vale que a nivel mecánico y de parte ciclo ambas motos son como dos gotas de agua, pero el trabajo estético así como una ergonomía diferente hace que estemos ante dos motos con personalidades lo suficientemente diferenciadas.

Quizá la estética y la calidad de los acabados sea lo que más destaca de esta moto y es que los diseñadores han conseguido darla un look único y una personalidad inconfundible y que es compartida con el resto de Husqvarnas. Y es que estas motos son muy polarizantes, o las amas o las odias, pero no dejan indiferente a nadie, y eso, al menos para mí, ya es una victoria.
Husqvarna Svartpilen 125 02

Las llantas de radios, las ruedas de tacos o  ese diseño basado en superficies planas, pero minimalistas, parecen sacados de un catálogo de Ikea, y si a eso le unimos el nombre de la moto… cualquiera diría que te la tienes que montar tú en tu casa cuando la compras. Un detalle tan tonto  como el adorno amarillo del radiador le da un montón de fuerza visual al diseño.

Mecánicamente la moto es de lo mejorcito que se puede comprar en el segmento de 125. El motor es un monocilíndrico de cuatro válvulas refrigerado por agua que entrega el máximo de potencia para el carné A1: 15 CV. Adolece un poco de inmediatez al puño del gas, aunque los 147 kg lista para rodar que pesa esta moto tampoco ayudan a que sea muy viva de reacciones. La caja de cambios es de 6 velocidades y en general es una mecánica muy frugal en lo que a consumos se refiere, pudiendo conseguir medias de entorno a 2,5 l/100 Km.

En el apartado ciclo la cosa va muy sobredimensionada con un chasis, suspensiones y frenos que son capaces de digerir mucha más potencia y que en esta Husqvarna Svartpilen 125 trabajan a medio gas, ya que es prácticamente imposible ponerles en aprietos con los 15 CV de que dispone la moto.

Husqvarna Svartpilen 125 01

Siempre solemos decir que las KTM, y por ende las Husqvarna, son motos “ready to race” pero al menos la Husqvarna Svartpilen 125 tiene una filosofía mucho más racional. No es en absoluto una moto radical y directa, una moto para pilotos; sino un modelo democrático, amable con quien lo conduce, y que gracias a las ayudas electrónicas y a una puesta a punto relajada es 100% apta para los conductores menos experimentados.

Podría ser sin ningún problema tu primera moto, si nunca has conducido una. Eso sí, vigilad el tema de la altura porque es una moto bastante alta para lo que nos tienen acostumbrados las octavo de litro. Al menos el resto de cotas son muy contenidas y parece una “bicicletilla” por largura y anchura.

La principal pega que le veo a esta moto es la misma que le encuentro a todas las 125 Premium. Son modelos con precios muy cercanos a los de motos con mucha más cilindrada. No digo que sean motos “caras” porque al final estás pagando por unos componentes ciclo de gran calidad y una calidad de construcción por encima de lo que estamos acostumbrados.

Husqvarna Svartpilen 125 03

Si te compras una de estas no te están dando gato por liebre, pero la pregunta importante es: ¿Merece la pena pagar ese dinero por una ciclística de buena calidad si luego no vamos a poder aprovecharla por las limitaciones mecánicas?.

Y como siempre el diablo está en los detalles. Si no tienes entre tus planes sacarte el carné de moto A2, entonces me parece lógico que muchos moteros “convalidados” vayan a por “la mejor moto de 125”. Pero si estás en esta cilindrada solo “de paso”, entonces yo metería mis huevos en otra cesta.

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Sobre mí

Gonzalo Lara Camarón

Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.

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