Moto del día: Montesa 250 Rápita Automix

Moto del día: Montesa 250 Rápita Automix

Orientada a marchar sobre asfalto norteamericano, esta Montesa se distinguió por su sistema de mezcla


Tiempo de lectura: 4 min.

Una de las cuestiones más interesantes en la historia de Montesa es su evolución técnica. Plagada de nuevos motores, mejoras en los diseños de los chasis y un constante evolucionar a través de multitud de versiones, la trayectoria de la empresa catalana cuenta con no pocos elementos técnicos reseñables hasta que finalmente fuera absorbida por Honda durante los años ochenta. En ese sentido, vale la pena pararse en el sistema Automix. Sin duda la característica más notoria de la Montesa Rápita 250 Automix, de la cual sólo se fabricaron unas 400 unidades enviadas casi en su totalidad a los Estados Unidos.

Una práctica de lo más corriente en empresas como ésta o Bultaco mismamente, plenamente conscientes de la importancia del mercado anglosajón desde que en los años sesenta el motociclismo se convirtiera en una industria con nichos de negocio muy concretos relacionados con el ocio y lo deportivo en el mundo anglosajón. De hecho, la historia de la Montesa Rápita 250 Automix arranca, precisamente, en el nacimiento de un modelo enfocado para el trial y el mercado norteamericano. Veamos.

Estamos en 1970. Año en el que la empresa liderada por Pere Permanyer ya se encuentra plenamente insertada en el mercado norteamericano gracias a Kim Kimball y su activa labor como importador a través de un consorcio donde llegó a participar Steve McQueen. Así las cosas, Kimball viene promocionando a las Montesa en el ámbito de las carreras de campo desde 1963. De esta manera, éstas han conseguido abrirse un hueco bastante notorio en el mundo de las competiciones a galope tendido por el desierto y todo lo relacionado con el motocross. Eso sí, aún para 1970 no podemos hablar de variantes puramente trial en la marca. Cuestión que no es óbice para que, a día de hoy, muchos aficionados vean el prólogo a las mismas en la Montesa King Scorpion de 1970.

montesa rapita 250 (1)

Derivada de una motocicleta de campo, ésta fue una buena opción para el mercado norteamericano de carretera, vendiéndose muy pocas en el ámbito español

Montesa Rápita 250 Automix, un sistema novedoso

Lanzada casi en exclusiva para el mercado norteamericano, la Montesa King Scorpion fue una motocicleta campera con posibles para su desenvolver ocasional sobre el asfalto. De esta manera, podría calificarse como una montura de “ doble propósito “ caracterizada por su motor monocilíndrico de 247 centímetros cúbicos con unos 23 CV. Con todo ello, en 1974 apareció una variante más enfocada al uso exclusivo en carretera. Eso sí, tan especializada que derivó en un modelo con identidad propia. Hablamos ya de la Montesa Rápita 250.

Caracterizada por el color lila de su depósito de combustible, la Montesa Rápita 250 montaba neumáticos y guardabarros de carretera junto a unos acabados que le daban un cierto aire a montura japonesa de gama media para el mercado norteamericano. Un nicho de mercado en el que la empresa catalana deseaba moverse al exportar a los Estados Unidos, logrando mejorar sus y de por sí interesantes ventas en aquel mercado.

Además, la característica más notoria de la Montesa Rápita 250 fue el sistema Automix. Incluido como opción en otros modelos precedentes, pero totalmente de serie en todas las unidades de nuestra protagonista. ¿En qué consistía? Pues ni más ni menos que en un sistema capaz de evitar el tener que realizar la mezcla de gasolina y aceite al repostar. De hecho, no pocos testimonios de la época ilustran la incredulidad de los operarios de estación de la época al ver las Automix de Montesa.

montesa rapita 250 (1)

Su sistema de mezcla automática causaba tanta sorpresa que, según crónicas de la época, no pocos operarios de gasolinera pensaban que aquello era una broma de los conductores

Definidas por la adaptación de dos depósitos. Por una parte el de gasolina claro está. Pero por otra el de aceite. Convenientemente situado por debajo del asiento y dotado de una bomba de dosificación sincronizada con las revoluciones del motor. De esta manera, la propia motocicleta se proveía de aceite según las necesidades del motor, librando al usuario de la habitual mezcla a boca de depósito. Un sistema con el que la Montesa 250 Automix remataba el funcionamiento de su monocilíndrico de 246 centímetros cúbicos y 24 CV a 6.800 revoluciones por minuto con cinco velocidades y una compresión de 12:1. Todo ello para ser hoy en día una verdadera pieza de colección destinada a apasionados de Montesa, especialmente si hablamos de los últimos años de la marca.

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Sobre mí

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.