La Suzuki GSX 750 -o GSX 750 Inazuma en algunos países-, pasó de puntillas por nuestro mercado a la sombra de otras motos mucho más reconocidas como la Honda Seven Fifty o la Kawasaki Zephyr 750, y es de esas motos que no cuajaron no sabemos muy bien por qué.
No podemos decir que sea una moto de baja calidad, que fuese problemática o que no fuese bonita, más bien todo lo contrario -quizá un punto por debajo de la Honda en cuanto a calidad de acabados, pero sin exagerar, y a igualdad de la Kawasaki o superándola- y, sinceramente, pienso que no triunfó debido a que el enemigo lo tenía en casa, con la Bandit 600, que tenía una potencia prácticamente similar y una suspensión trasera algo más elaborada.
Estéticamente no podemos ponerle quejas. Una silueta redondeada, un faro circular, asiento corrido con doble altura, doble amortiguador lateral y un colín afilado en su extremo, nos muestran una naked de libro de la época de los 90. Eso sí, su estética ha envejecido francamente bien, y como decía la calidad de acabados bastante buenos en pintura y remates, hacen que aún hoy luzcan brillantes en las unidades que han sido mínimamente cuidadas, a pesar de los años que ya tienen a sus espaldas.
El motor de la Suzuki GSX 750 es un antiguo conocido que deriva de la GSX 750F, y a su vez de la GSX-R 750 de los años 80, aunque con algunos cambios internos para ganar algo de potencia a bajo y medio régimen, y perder como viene siendo habitual en motos de este tipo potencia a altas revoluciones.
Cuenta con el sistema SACS de Suzuki, un sistema de refrigeración mixta de aire-aceite en el que se emplean los cárteres aleteados de un motor refrigerado por aire, ayudado por un sistema de recirculación de aceite, que es enviado a un radiador que se encarga de enfriarlo, para posteriormente volver a dirigirlo a los cilindros y de esta manera conseguir rebajar su temperatura.
El motor cubica 750 cc, es de cuatro cilindros en línea, posee distribución DOHC con cuatro válvulas por cilindro, y es capaz de rendir 86 CV a 9.500 RPM y de obtener un par de 66 Nm a 8.500 RPM
Se encuentra alimentado por cuatro carburadores Keihin CVK de 32 mm y su funcionamiento es muy suave, con un empuje constante y sin sobresaltos, por lo que no tendremos sensación de estar ante un potro desbocado, sino mas bien de ir sobre algodones en un motor que parece no querer acabarse si no buscamos un carácter deportivo. El cambio es de seis velocidades, con un tacto preciso y también muy suave, y la transmisión final se realiza mediante cadena.
El chasis es un doble cuna de carácter sencillo compuesto de tubos de acero, sobre el que se ancla un basculante -en este caso de aluminio- lo suficientemente rígido para la potencia y uso al que está enfocado. Estaremos de acuerdo en que no era el último grito tecnológico de su época, pero seguía una arquitectura similar al de sus rivales, y es suficiente para una moto rutera, sin más pretensiones que devorar kilómetros o hacerte fáciles los desplazamientos por ciudad en tu día a día.
Las suspensiones, son al igual que el chasis sencillas, simples y algo blandas. En el eje delantero, encontraremos una horquilla convencional con barras de 43 mm sin posibilidad de regulación. En la parte posterior, encontraremos dos amortiguadores gemelos marca Showa de gas y aceite, situados a cada lado de la moto, en esta ocasión son ajustables en precarga de muelle en siete posiciones.
Los frenos son algo más elaborados, y cuentan con un sistema de doble disco de 300 mm, montados sobre la rueda delantera sobre el que actúan pinzas de dos pistones de anclaje axial. En la rueda trasera encontramos un único disco de 240 mm, mordido por una pinza de dos pistones. El tamaño de las llantas es de 17 pulgadas en ambos ejes, y las medidas de los neumáticos son de 120/70 para el delantero, y una medida mas inusual de 170/60 en el trasero, que hará que dispongamos de menos opciones en el mercado a la hora de tener que cambiarlo.
En cuanto a rendimiento, la Suzuki GSX 750 será suficiente mientras nuestro planteamiento sea el de usarla para viajar, realizar rutas de fin de semana, o ser nuestra acompañante para movernos en el día a día de la ciudad.
Es una moto capaz de alcanzar velocidades máximas suficientes para dejar tiritando nuestro saldo de puntos, pero que no se encuentra cómoda en conducción deportiva, debido sobre todo al tarado blando de la horquilla delantera y al doble amortiguador trasero que se muestra algo ineficaz en estas tesituras. Por el contrario, si lo tuyo es rutear tranquilo, tendrás una alfombra voladora que filtra los baches de manera suave y precisa.
Su mayor virtud es su sencillez mecánica, una sencillez que le lleva a su vez ser muy fiable, económica, y a que puedas aprender de mecánica si eres atrevido y quieres realizarle tu mismo los mantenimientos o reparar alguna avería leve. Quizá no esté al nivel de una Seven Fifty, pero exclusiva es un rato, principalmente porque no se fabricaron más de 14.000 unidades de la Suzuki GSX 750 entre 1997 y 2002, y solo un puñado de ellas llegaron a Europa, aunque por esto también es más difícil de encontrar.
Jesús Guillermo Pozo
Nací entre las historias de mi abuelo sobre su Derbi 125 Especial y el terrorífico sonido del escape 4 en 1 de la GPX 600 de mi tío y la belleza de su Vmax 1200. Mi padre, fue mi primer profesor con su viejo SEAT 127, y mi madre, cuenta que aprendí las marcas de los coches antes que el alfabeto.Yo tengo una y coincido en casi todo con el artículo. De hecho no quiero desprenderme de ella y eso que tiene ya un montón de años y de kms. Es fina, potente, cómoda, cuando entras mal en una curva te perdona, te permite corregir sin empezar a pegar latigazos, derrapes o cosas raras, ahí es cuando ves que la suspensión no es tan mala, a pesar de que, tal y como señala el artículo, no es para tirar cohetes. Los frenos son dignos y suficientes, no son la leche pero van bastante bien. Es buena en recuperaciones, tiene un… Leer más »
Mi moto hasta hace mes y medio escaso junto a mi querida Aprilia 2T, estética atemporal, potencia de sobra, buen par, como bien comentas mucho menos conocida que la CB750, ícono entre las naked, llegó en un época en la que las deportivas casi monopolizaron nuestro mercado, además como bien indicas la Bandit en casa se lo ponía muy difícil.
Una moto ideal para los que vamos tranquilos y apreciamos la estética clásica, eso sí, correr corría.
Buena moto Pedro, creo recordar que en algún comentario me dijiste que tenías una Inazuma, pero pensé que era la 250. ¿Te dio algún problema reseñable?
Era delicada de carburación, pero en general bien, y eso que por anteriores dueños y por desgracia quizás no tuvo el trato que se mereció, el tener más vehículos y querer tenerlos en perfecto estado hizo muy a mí pesar replantearme cierta “organización” de garaje y ahora de momento además de los coches me he quedado temporalmente solo con la Tuono 125 2T full, y como me lo paso!!