Aunque el nombre Crocker puede no resonar entre los no iniciados tan fácilmente como Harley-Davidson o Indian, los entusiastas reconocen a estas motocicletas californianas como algunas de las más deseables y potentes de la era anterior a la guerra. La Crocker V-Twin es una de las motocicletas más valiosas del mundo, junto con otros modelos como la Vincent Black Shadow o la Brough Superior Golden Dream.
Grande y temeraria, la Crocker V-Twin incorpora numerosas disciplinas de diseños estéticas y funcionales de la época, y muestra tanto matices del mundo de la aviación como marino en su construcción. No se intentan ocultar los componentes mecánicos; desde el pedal de hasta los reposapiés, y desde las líneas expuestas del circuito de gasolina combustible y aceite hasta la palanca de cambios montada en el depósito, la funcionalidad y la elegancia conviven en armonía.
A mediados de la década de los años 30, Albert Crocker, fundador de la compañía, y Paul Bigsby, piloto y director de la empresa, comenzaron a trabajar en una motocicleta bicilíndrica de alto rendimiento y, en 1936, la primera unidad salió de la fábrica. La Crocker V-Twin “Small Tank” había llegado en un buen momento para las motos de turismo de alta velocidad, pero Crocker se soprendió cuando recibió más pedidos de los que podía aceptar de su nuevo modelo.
Las primeras 23 Crocker construidas utilizaron cámaras de combustión hemisféricas, una característica que Chrysler comenzaría a explotar en los años 50 para sus coches
Al igual que la Brough Superior SS100 construida en Gran Bretaña, cada Crocker V-Twin sería única y estaría adaptada a las especificaciones del cada nuevo propietario. El motor inicial fue un bloque de 999,6 cm3, el tamaño más común. Sin embargo, también estaba disponible un bloque de 1.491 cm3. El primero de ellos entregaba 61 CV y lanzaba a la moto una velocidad máxima de 177 km/h, suficiente para vencer al SS100 y muy cerca de la Vincent Rapide.
Más de seis decenas de caballos era un número que estaba más asociado a un coche en la década de los 30. Ninguna otra moto de producción estadounidense de la época se la acercaba, y no sería hasta después de finalizar la II Guerra Mundial cuando surgiría más competencia. Crocker usó lo que, probablemente, era la caja de cambios para motocicletas más dura del mundo, una unidad de tres velocidades montada en la sección inferior del chasis.
Tanto la caja de cambios como el propulsor se diseñaron para lidiar con más de un centenar de potros. La capacidad del bloque podía aumentarse fácilmente para aquellos que querían una potencia obscena para la época. De hecho, este modelo era casi un 50 % más potente que su gran competencia local, y Crocker lo sabía. Incluso fue conocida como “el Duesenberg sobre dos ruedas”. No cabe duda de que la V-Twin es innegablemente estadounidense.
Esa fue una afirmación que Crocker defendió felizmente, ofreciendo una garantía de devolución de dinero a cualquier piloto que fuese “vencido” por un Harley-Davidson o una Indian. Afortunadamente para él, nunca tuvo que cumplir esa promesa, ya que incluso la por entonces recién estrenada Harley-Davidson Knucklehead era entre 25 y 30 km/h más lenta que la Crocker V-Twin de motor más pequeño. Y también era sensiblemente más refinada de conducir.
La Crocker V-Twin fue ampliamente considerada como la motocicleta de producción más rápida del mundo antes de estallar la II Guerra Mundial. En 1939, Crocker introdujo un modelo nuevo y mejorado, la V-Twin “Big Tank”. Sin embargo, como Crocker estaba fabricando durante el apogeo de la Gran Depresión, le resultó cada vez más difícil montar vehículos en pequeñas cantidades, y en 1942 abandonó por completo la producción de motocicletas.
Debido a su rareza y calidad, los modelos Crocker se encuentran entre las motocicletas más caras que un aficionado puede adquirir. En la subasta de motocicletas MidAmerica Auctions en enero de 2007 en Las Vegas, una Crocker “Big Tank” de 1941 se vendió por 207.600 euros. En la subasta de Mecum en 2015, otra “Big Tank” de 1942 perteneciente E.J. Cole se vendió por casi 350.000 euros, y en 2019 se adjudicó una “Small Tank” por más de 740.000 euros.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS