Hoy nos toca hablar de la Honda CB 500 F, una moto interesante que cuando salió allá por 2013 generó mucha expectación al aunar un precio de venta comedido, por debajo de los 5.000 euros, y una gran dosis de racionalidad, polivalencia y economía. Era la forma fácil de moverse sobre dos ruedas, a un precio casi sin competencia.
A diferencia de la Honda CB 500 X, que tenía un enfoque algo más turístico, y la Honda CBR 500 R, que perseguía una conducción más espirituosa, la CB 500 F se presentaba como la opción blanca, neutra y racional; una naked sencilla para todos aquellos recién llegados al carné A2 que no tenían muy claro qué tipo de moto querían.
Al igual que sus hermanas de gama, estaba animada por un nuevo propulsor bicilíndrico en linea de 48 CV, un motor hecho a la medida de la licencia intermedia, súper racional y con un coste de uso bajísimo para una época en la que la gente no estaba para darse muchas alegrías ni hacer grandes dispendios con sus motocicletas.
Esta mecánica consigue consumos realmente contenidos, inferiores a 3,5 l/100 km, mientras que sus operaciones de mantenimiento eran frugales. Por ejemplo, el aceite se cambiaba cada 12.000 km, intervalos de mantenimiento que nos recuerdan más a los de un coche que a los de una moto.
En cuanto a la parte ciclo, estamos ante una moto sencilla pero equilibrada, que cuando se diseñó fue teniendo siempre en mente un precio de venta bajo para atraer al mayor número posible de compradores en unos momentos difíciles. La horquilla delantera era convencional mientras que solo montaba un disco de freno delantero, mordido por una pinza de dos pistones.
El chasis de acero de tipo diamante también contribuía a mantener bajos los costes. Como opción, cuando salió a la venta, Honda ofrecía un muy recomendable sistema ABS que encarecía la moto unos 500 euros; un sobrecoste doloroso pero muy recomendable, especialmente si eras novel en esto de las motos.

La Honda CB 500 F te propone una conducción fácil y apta para todos los públicos. Si aumentas el ritmo y vas a buscar “faena”, la suspensión empieza a hacer aguas y queda claro que no está a la altura de las propuestas más dinámicas del segmento, como la KTM 390 Duke, pero quien se compre esta moto buscando dinamismo y fuertes sensaciones, sinceramente ha cometido un error. La naked racional de Honda se disfruta de otra manera más tranquila y sosegada.
Si hacemos memoria, las siglas CB 500 tienen ya mucha solera entre nosotros, y entre sus antecesoras nunca hubo ninguna con una parte ciclo espectacular o un cuidado por elaborar un producto verdaderamente dinámico y espirituoso. Las CB han sido siempre eso: motos utilitarias, con un gran sentido práctico y pensadas para el día a día. Prueba de esto son la CB 500 de los años 90 o la CBF 500 que se vendía a principios del nuevo milenio y que nuestra protagonista de hoy vino a sustituir.
Al igual que sus hermanas, el modelo sufrió un restyling en 2016 para limar algunos defectos de la primera serie. En concreto, se le pegó un repaso a la caja de cambios para conseguir un tacto más dulce y fino, ya que la anterior pecaba de ser demasiado dura y acababas con el pie dolorido de tanto hacer fuerza. El otro punto que se reforzó fueron los acabados y la estética buscando un conjunto que transmitiera una mayor calidad, ya que la primera versión se la veía demasiado austera y barata.

En cuanto a su estética y diseño estamos ante una moto muy neutra, muy Honda. Este modelo se vende a nivel global en multitud de países y por ello los japoneses decidieron dibujar un conjunto blanco que no desagradara a nadie y funcionara bien en mercados culturalmente muy diversos.
La contrapartida de todo esto es que al final, a base de no desagradar tampoco consigues gustarle a nadie. El mayor problema de este modelo es que puede resultar anodino para un buen número de compradores. Quien busque una moto “electrodoméstico” con la que poder realizar sus desplazamientos de rutina de forma barata y eficaz tendrá en ella una gran aliada, pero los que quieran rascar el lado pasional de las dos ruedas… seguramente se vayan a otras opciones.
Gonzalo Lara Camarón
Ingeniero de software a tiempo completo y apasionado del motor en mis ratos libres. Los coches me gustan desde que tengo memoria, pero fue descubrir las motos y la “enfermedad” fue a peor. Mi sueño es recorrer todos los rincones del mundo sobre dos ruedas.En latinoamérica es exageradamente cara, si en Europa cuesta 6000 euros,aquí puede trepar a 12000 dólares.
Supongo que se debe a aranceles e impuestos, ¿correcto?