Moto del día: Colani Egli MRD-1

Moto del día: Colani Egli MRD-1

Un monstruo de 320 CV nacido en los locos años 80


Tiempo de lectura: 4 min.

El otro día hablábamos de la WMC250EV, una moto eléctrica de diseño radical y muy avanzado. Espera romper los récords de velocidad gracias a la tecnología aplicada. Hace años otra moto (en este caso de combustión) fue creada con el mismo propósito. Como la WMC, su diseño rompió con los cánones establecidos. Hablamos de la futurística Colani Egli MRD-1.

Sí, lo sabemos. Según la has visto, no ha podido evitar recordar la mítica moto de “Akira”. El color rojo, la rueda delantera oculta o las pegatinas de patrocinadores hace que la recordemos ya en el primer vistazo. Pero las similitudes se acaban aquí, y mientras para Shotaro Kaneda era el vehículo que usaba para desplazarse, este fue creado única y exclusivamente para romper con los récords de velocidad establecidos por aquel entonces.

Los artífices de la Colani Egli MRD-1 son fáciles de adivinar, pues sus nombres son precisamente los que denominan el modelo. Por un lado tenemos al suizo Fritz Egli, genio entre genios y del que hablamos por ejemplo en la Moto Martin M16 1135 EFE, o también en la Sachs Roadster 650, pues fue él el encargado de diseñar los chasis. Y por el otro está Luigi Colani, un escultor/diseñador del que hablamos en espíritu RACER Aventura, y muy relacionado siempre con el mundo de la automoción.

Colani Egli MRD 1 04

La moto fue concebida a finales de los 80. Fritz Egli tomó como base el motor de una Kawasaki Z 900 de 1974, pues era el único que podía soportar una preparación como la que iba a hacer. Subido de cilindrada gracias a nuevos cilindros y pistones Wiseco de 83 mm (66 mm de serie), pasó a cubicar 1.428 cc. Para la distribución, los árboles de levas eran de Andrews, los muelles Moriwaki y las válvulas tomadas directamente de un BMW 323i.

Para alimentar semejante bestia se instalaron dos carburadores de tiro directo Mikuni de 34 mm. Pero no contento con ellos, le instalaron un turbo de Rajay soplando a 3 bar. Y por si fuera poco, un sistema de inyección de agua y otro de óxido nitroso. El resultado fue un motor de 320 CV a 8.800 RPM y con un par motor máximo de 166 Nm a 8.000 vueltas. Estas cifras son casi las mismas que da hoy en día una Kawasaki H2R, pero conseguidas hace 30 años.

320 CV para 1.428 cc nos da una relación de 224 CV/litro

Alrededor del motor, Egli hizo lo que mejor sabe hacer: un chasis que fuese capaz de soportar semejante tortura y que también pudiese alcanzar velocidades de 380 km/h sin intentar matar al piloto. Una horquilla con barras de 38 mm, un amortiguador trasero Bilstein y sendos discos de 280 mm con pinzas de cuatro pistones, montadas sobre llantas Campagnolo, era todo lo que se necesitaba. Por no llevar, no llevaba ni freno trasero, algo que el piloto de pruebas (Urs Wenger) descubrió ya en marcha.

Colani Egli MRD 1 02

Una vez construida la moto, entro en acción el segundo artífice, Luigi Colani. Especializado en formas orgánicas, diseñó una carrocería que fluía completamente: rueda delantera carenada, diseño lateral para encajar con el piloto, o una parte trasera estrecha y alta que generase el mínimo coeficiente de arrastre posible. Y el pack lo completaba una mochila a la espalda de Urs, diseñada para encajar con la moto y conseguir la mejor aerodinámica. Con él acoplado, el diseño es simplemente espectacular.

¿Consiguieron el objetivo? Pues sí. El 6 de diciembre de 1986 se enfrentaron al desafío. Por delante una recta de 10 km que debían recorrer en el menor tiempo posible partiendo desde parado. Es un desafío muy complicado, porque debes combinar una aceleración óptima pero al mismo tiempo una caja de cambios que sea capaz de dar una velocidad final muy elevada.

El anterior récord estaba en posesión de Ron Haslam con la Honda-Elf, quienes habían conseguido una media de 265,4 km/h. Pero la Colani Egli MRD-1 fue capaz de mejorar la marca, y dejarla en 272,41 km/h. Para que entendáis la dificultad del reto, hoy en día nadie ha conseguido arrebatarle el récord a esta moto. Os aseguramos que si no la conocías, ahora ya no la olvidarás.

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches, y ahora también las motos. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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