Harley-Davidson siempre ha sido conocida por sus clásicas motocicletas de estilo custom con enormes motores bicilíndricos repletos de par. Pero no siempre ha sido así, y hubo una época en la que la casa de Milwaukee quiso explorar otro tipo de segmentos. Y no me refiero a los modelos Bronx, Pan America o LiveWire actuales, ni a la VR 1000 o la XR-750 del pasado, sino a su primer scooter, el Harley-Davidson Topper.
La firma estadounidense solo ha producido un scooter en toda su historia, y es este. Cierto es que hizo algunos ciclomotores de pequeño tamaño durante su asociación con Aermacchi, pero la Topper es la única moto legítima que Harley-Davidson ha fabricado con un suelo plano sin un motor entre las piernas y una transmisión automática.
A comienzos de los años 60, este tipo de vehículos estaban en pleno auge, y era un mercado demasiado lucrativo como para no entrar. La Harley-Davidson Topper se mueve gracias a un propulsor de dos tiempos y de un solo cilindro colocado en disposición horizontal. El motor está montado centralmente y el flujo de aire bajo él proporciona la refrigeración necesaria.

Según el año de fabricación, el bloque de 164 cm3 podía desarrollar bien 5 o 9 CV, y se emparejaba a una caja de cambios de tipo variador continuo (CVT) denominada Scootaway Drive que impedía iniciar la marcha antes de las 1.800 RPM. El motor se posicionó de tal forma que el 42 % del peso del scooter se situase en la rueda delantera, propiciando un centro de gravedad bajo para mejorar el equilibrio y el manejo.
El Topper utiliza un sistema magnetogenerador de 6 voltios para alimentar dos bobinas de baja tensión. Una bobina alimenta el faro, la luz trasera y la bocina, mientras que la otra alimenta el encendido y la luz de freno. Para la conducción nocturna, el faro está equipado con luces larga y corta. La velocidad se controla a través de un velocímetro mecánico que muestra hasta la máxima anunciada: 60 mph (96 km/h). Su tope estaba en 74 km/h reales.
Para arrancar no era necesaria la energía eléctrica de una batería, ya que el mecanismo consistía en un tipo de retroceso de cuerda similar a la mayoría de los cortacésped (y presente en modelos como la Lambretta E). Y si quieres usarla con garantías de que no se cale, tendrás que mezclar previamente el combustible con aceite, ya que las mecánicas de dos tiempos que lo hacían por sí mismas no fueron inventadas hasta la década de los 60.
Los frenos eran de tambor de cinco pulgadas (127 milímetros), en ambos ejes. El freno delantero se controlaba con la maneta izquierda, con un bloqueo para el freno de estacionamiento; el freno trasero se operaba por pedal. En la sección delantera de la moto, el guardabarros y las tablas del piso de la Harley-Davidson Topper estaban hechos de acero estampado, mientras que la cubierta del motor y la carrocería se habían concebido en fibra de vidrio moldeada.
Harley-Davidson estuvo cambiando constantemente sus ofensivas comerciales e introduciendo nuevas motocicletas a principios de los 50 y 60. Era un mundo cambiante para la empresa y la realidad es que lo estaba haciendo todo bien. A la vez que se consagraba cada vez más con sus modelos bicilíndricos en su tierra natal, también fortaleció su posición en un nuevo mercado internacional, pudiendo ser más competitiva en el segmento de las motos y los scooters.
Este fue también un momento en que Harley-Davidson estaba implementando un plan estratégico, moviendo y contratando gerencia en las industrias del mundo del petróleo, de la automoción y la energía. Pero el mercado común europeo y la asociación de libre comercio abrieron un mundo completamente nuevo para que las empresas estadounidenses comerciaran en Europa. De hecho, este periodo de 1960 a 1965 fue muy rentable para la empresa.
Es posible que te suene haber oído alguna vez el nombre de esta moto, pero ahora mismo no lo asocias. En la película “Hot Shots!” (1991), que es una parodia de la afamada “Top Gun” (1986), el protagonista -interpretado por Charlie Sheen- se llama Topper Harley. No se trata de una casualidad, es una coña más de la película.

Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS