A pesar de todo lo que ocurrió a finales de los cincuenta, Montesa regresó a la competición por la puerta grande gracias a sus Impala en Montjuïc 1963.
Con el tiempo, este prototipo no sólo hay que verlo como una respuesta a la Sherpa T de Bultaco, sino también como otra muestra de la versatilidad de la Impala.
Takahisa Fujinami se convirtió en un hombre clave para el equipo Montesa de Trial, conjurando así el destino de no pocos compatriotas en el mundo de la moto deportiva.
Fue la primera actualización de la Montesa Cappra, incrementando la oferta de cilindradas al incluir la versión 350 junto a un centro de gravedad mejor estudiado.
La Montesa Cota 304 fue parte de la primera actualización del modelo realizada bajo el dominio de Honda, asegurando así la perpetuación del mismo más allá de la marca original.