A pesar de todo lo que ocurrió a finales de los cincuenta, Montesa regresó a la competición por la puerta grande gracias a sus Impala en Montjuïc 1963.
Con el tiempo, este prototipo no sólo hay que verlo como una respuesta a la Sherpa T de Bultaco, sino también como otra muestra de la versatilidad de la Impala.
Basada en su chasis monocasco, la Piovaticci 50 GP fue la antesala de las Bultaco TSS MK2 a pesar de tener su origen en unos diseñadores holandeses y un equipo italiano.