Durante varias décadas los 11 kilómetros de arena compactada registrados en la playa de Pendine fueron un escenario perfecto para el desarrollo de la técnica y la velocidad.
Aunque recurría a la estética clásica de las primeras YD, la YD125 de 1989 no continuó con la marcada identidad mecánica de sus antecesoras en la misma saga.