Cuando apareció en 1966 la Gilera 124 5V ofreció la posibilidad de competir ocasionalmente en el Enduro sin renunciar por ello a una motocicleta apta para el día a día sobre el asfalto.
Durante varias décadas los 11 kilómetros de arena compactada registrados en la playa de Pendine fueron un escenario perfecto para el desarrollo de la técnica y la velocidad.